11.07.2015 Views

pfhlamc

pfhlamc

pfhlamc

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Fue hacia la cama, se quitó la bata y se acostó como un hermano,amistosamente y con naturalidad.—¿No te interesa saber por qué estoy en tan baja forma? —preguntó él, alcabo de una pausa.—No.—Te lo voy a decir, de todas maneras. No puedo dormir con las mujeres queme gustan.—Trivial.—De acuerdo. Trivial, hasta un punto tautológico y monótono.—Y bastante triste para mí.—Y para mí, ¿no?—¿Sabes cómo me siento ahora?—Sí. Créeme, Anna, lo sé y lo siento. No soy un ingenuo. —Hizo una pausa,antes de añadir—: Pensabas: «Y yo ¿qué?».—Pues, qué raro, sí.—¿Quieres joder? Podría hacerlo, si quieres.—No.—No, ya suponía que no lo querías, y tienes razón.—Así y todo.—¿Qué te parece, ser como yo? La mujer que me gusta más en el mundo esmi mujer. La última vez que jodimos fue en la luna de miel. Después, bajó el telón.Tres años más tarde, lo resiente y me dice: ¡Basta! ¿Se lo echas en cara? ¿Y yo?Pero yo le gusto más que nadie en el mundo. Las tres noches últimas las he pasadocon la amiga de tu amiga, Betty. No me gusta ella, pero tiene cierto meneo del culoque me encanta.—Por favor.—¿Quieres decir que ya lo has oído todo en otras ocasiones?—De una u otra forma, sí.—¡Bah! Como todos. ¿Me adentro en la sociología —sí, ésta es la palabra—,en las razones sociológicas de que esto ocurra?—No, ya las sé.551

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!