j - Memoria Chilena

tome distancia.. . Si se le cubre, golpee en 10s guan-
tes, en 10s brazos, donde pueda.. . No le d6 ninguna
confianm. AtropelIe a1 tiro, de un viajle . . . Castiguele
10s riiiones, asi no saltark tanto.
-iSegun&s, afuera!
Con 10s brazos extendidos se lanz6 como a una
pileta. Con un h&bil quiebre de cintura, Califidn le
hurt6 el cuerpo. El pampino cay6 sobre las cuerdas.
“Otra vez lo mismo -rezong6 el de Maria Ele-
na-. Las cuerdas, las cuerdas.. . Tengo que cazarlo
en 10s rincones.”
Una congoja de impotencia le crecia en el pecho.
Los de las gradas populares ie seguian fieles.
-iPeka, pues, Chuncho! Yrz est& bumo. NO te
da vergiienza?
-Vos primero, Caucamkn. Tkale el premiado.
-iDale clases, no m&s, Universidad! -pitab
la bwra dle CdifiCln.
El rubio lucia mucho mejor. Su izquierda era un
avispro de implacable punteria. A media distancia
trababa con habilidad y el espigado nortino no lograba
vulnerar su trenzado de brazos. En cambio, la derecha
del universitario era nula y le servia s610 para
cubrirse.
Caucamkn sentia 10s ojos hdmedos de rabia. Estaba
haciendo el ridiculo; lo bailaban a toda orquesta.
Los de la platea se reian satisfechos y burlones. Arriba
no se movia una moxa. La galeria aceptaba la derrota
del obpero de la pampa, muda, sin prokstar.
La desesperaci6n de Caucamkn lleg6 a1 colmo
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