j - Memoria Chilena

sus espaldas. Mir6 atrh distraidamente, y no vi0 a
nadfg. . ’.) \ t
Gaminaba frente a un garaje cuando sinti6 un
dolor agudisimo en la n ~ca
y cay6 desvanecido.
D~horas m8s tarde, tendido en una cabnilia de
la Asistencia Pfiblica de Id calle San Francisco, Caucam’h-
respiraba fatigosamente con la cabeza crecida
de vendas y algodones; el cuerps sometido a fuerzas
extrafias, mal cubierto por una negra frazada.
En el extremo de 1~ pieza un redactor plicial y
el enfermero de turno, viejos conocfdos, conversaban
en Voz baja.
-dY usted sabe qui& es este fulano? -interrog6
el rperiodista.
Y o le dije. Pedro Caucamh, de Maria Elena,
reza el carnet.
-Clarq con ese apellido no puede ser otro. Parece
increible.. . Yo acabo de verlo ganar el campeonato
de Chile de 10s pesos pesados. Esto ha sido
demasiado rApido.. .
-dBoxeador entonces? La verdadera pelea lo
esperaba afuera. . . Est& completamente molido. . .
Time la lespallda que es un martirio,.. M6an.a va a
parecer prieta. . . Cuadrillazo en forma. . .
-iCogoteo?
No. Traia la billetera intacta y con plata. . .
Borracho, tampoco. . . Alcoholemia, cero.
-dPodria interrogarlo?
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