j - Memoria Chilena

-Tuvimos que venirnos casi todo el camino a
pie.
-Btb bien, per0 oja18 no se repita.
Caucamiin se desvisti6 en silencio, mientras su
compaiiero de cuarto rezongaba por la intransigencia
del delegado.
-La hica chance que tiem uno es pasar un
rato alegre, con 10s amigos, despubs de las peleas. A
uno no le dan banquetes; no le dan m cobre, tampo-
co. . . Claro, uno es aficionado. Yo no digo nada, pe-
ro la Federaci6n se va a comprar, ahora, un rasca-
cielos con la explotwih de 10s peleedores. Podian dar
una bata para salir a1 ring. Su medallita de oro o
de plata; algo que se viera. . . Y este delegado Jimb-
nez.. . Es el peor que ha venido. No cambia nunca
la tonada. A tal hora, en tal parte. . . Yo, por ejem-
ploy aunque me cuide, no paso de las semifinales.
Hay dos mejures que yo. . . A 10s dm8s me lw gano,
a todos, en una noche. Hago bien el peso; m mte tengo
que privar dle ninguna cosa. LES tanto lo que pido?
Un poco de largona despu6s que peleo.. . Que me
sujeten dos o tres dias antes. Yo no dig0 nada.
Domhguez habia ganado bien la noche ante-
rior. Tenia un estilo astuto y calculado que no gusta-
ba a la galeria.
-i>Blea, viejito! i'Dale clwes a tu sobrho!
Gan6 10s tres rounds, sin inmutame, por estre-
cho margen.
Y o pelw para el jumdo -decia-. Los futres
premian el boxeo y el trabajo de cintura. Hay que
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