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En el camarin, el liviano Dominguez coment6 la<br />
escena:<br />
-Muy seco y militar el tal Gutierrez. Entrena<br />
muy bien, per0 es de 10s que quieren que el peleador<br />
duerma madrado. Este Sonrisita no se ha pulesto<br />
nunca guantes ni para el frio. Tiene 10s pulmones intactos,<br />
per0 es mejor callarse. Despues empiezan 10s<br />
cuentos y reclamos. En la calle mandamos nosotros.<br />
Sonrisita no seniia mayor entwiasmo por la delegaci6n.<br />
Le interesaba, apenas, el peso pesado.<br />
En su larga vida de entrenador habia dirigido<br />
buenos plumas, livianos y medianus. En esos tres pe-<br />
90s estaba la raza. Aficionados en el gallo o en el pluma<br />
se hacian pmfesionales en el peso liviano y<br />
culminaban como medhnos o medios medianos.<br />
Per0 el norte enviaba, de vez en cuando, un peso<br />
pesedo de categoria mundial, cumo Quintin Romero<br />
o Arturo Gostoy. Sonrisita sofiaba con descubrir uno<br />
de clase y viajar a Estados Unidos. Los pesados ganaban<br />
las grandes bolsas y eran m6s lentos y d6ciles.<br />
Con 10s otros nunca se podia contar. Se maleaban con<br />
el exit0 y querian dirigirse solos.<br />
CUZUI~Q estuviem vesthdos, Sonrisita dktribuy6<br />
a la gente. Unos a1 boxeo a la sombra, con un p6gil<br />
imaginario; otros a hacer gimnasia y saltar a la<br />
cuerda.<br />
Llam6 aparte a1 pesado.<br />
-Usbed es CaumBn, &no es cierto?<br />
--Si, sefior.<br />
-Muy bien. Yo estaba la otra noche que usted<br />
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