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Dia por medio hacia piernas por la Alameda, a<br />
media mafiana, para asistir a1 cambio de guardia.<br />
La mtisica del Orfebn de Carabineros le humede-<br />
cia 10s ojos. Su mayor admiraci6n era para el unifor-<br />
mado que levantaba, cmo a un niiio musical, la<br />
enorme lira en forma de bguila, con las alas extendi-<br />
das.<br />
El Schellenbuum, con campana y cascabel-, ful-<br />
gia en el aire pur0 y matinal.<br />
A1 ver a 10s carabineros, fuertes, corpulentos, tos-<br />
tados como 61 y en traje de verano,casaca blanca y<br />
pantalones verdes, Caucamh se ilusionaba con la<br />
idea de ingresar a1 cuerpo. Detrbs de 10s perros y chi-<br />
quillos, seguia el desfile hasta la estatua de Portales<br />
y no perdia detalle de la ceremonia.<br />
Dos oficiales, generalmente altos y rubios, como<br />
pertenecientes a otra raza, se saludaban ceremonio-<br />
samente con el sable y daban 6rdenes de mando.<br />
-iAl hombro, arm!<br />
-iRelevos a1 frent!<br />
-iA discreci6n!<br />
En 10s intermedibs, el Orfe6n ejlecutaba un aire<br />
militar y dapu6s alguna tonada o cueca.<br />
Siempre se intrigaba con la apostura pugilistica<br />
de don Diego Pmtales, tirando la derecha en gancho<br />
y con la izquierda cubrichdose el pecho. “Claro que<br />
las piernas no est&n bien colocadas”, divagaba el<br />
pdgil, corrigiendo mentalmente la postura del trb-<br />
gico ministro.<br />
Se quedaba hasta el final.<br />
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