j - Memoria Chilena

La derrota del universitario desat6 comentarios
a granel en las phginas deportivas de 10s diarios y re-
vistas. “Gran final en la categoria alta. Caucam6n
pinta para camp&. Declareciones del Bomba.”
Por su gusto, Caucamhn hubiera disputado la fi-
nal a1 dia siguiente. Su tensi6n nerviosa iba en au-
mento. En el hotel, 10s mozos y camareras lo felicita-
ban a cada instante y le pedfan entradas. Evitaba
pasar por las calles del centro. Los lustrabotas de la
Alameda lo sedalaban con el mayor desparpajo:
aye, &e es Caucamh. Flor de pesados. iC6-
mu le irh con el Bomba?
Era dura la celebridad. iCu&nto mejor lo pasaba
de incbgnito! Toda 18 calle a su capricho, sin mira-
das curiosas o admirativas. Domhguez lo arrastraba
a un cafe, refugio de periodistas, jugadores de ftitbol
y comentaristas de radio. Caucamiin no servia para la
publicidad. Contestaba con desgano a las felicitacio-
nes y cornejus. A1 menor dwcuido se escapaba.
Y habia que esperar una semana m&s, por lo me-
nos. La Federaci6n tenia primer0 que liquidar falan-
ges de pesos plumas, verdaderas ristras de gallos,
moscas y livianos, venidos de todas partes.
Eku el gimnasio, Sonrisita hacia boxear a Domh-
guez con la guardia invertida, la derecha adelante y
la izquierda pronta a1 remate. Caucamkn debia bur-
lar esa derecha y meterse, una y otra vez, a1 cuerpo a
cuerpo, Entonces, Dominguez castigaba, con regular
fuerza, 10s ridones y el est6mago del peso pesado. Las
6rdenes del entrenador eran terminantes. Cauca-
1.15
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