j - Memoria Chilena

Partian unos vasos y llegaban otros. Los ojos se
le iban achicando a1 peso liviano.
Estimulado por la cerveza aliada y las confiden-
cias cariiiosas de su amigo, Caucamdn dio algunas
riendas a sus ilusiones.
-A mi me gustaria que, de vuelta, me dieran el
boleto equivocado. Un tren que me llevara lejos, muy
a1 sur, per0 sin darme yo cuenta, Lme entiendes? Lle-
gar donde 10s indios de Temuco y Valdivia. . .
Las ocurrencias tuyas. No hay equivocacibn
posible. Los trenes para el sur salen de otra estacibn,
a1 final de la Alameda. Por aqui no hay escapatoria.
A lo mds, puedes llegar a Valparaiso, que queda cer-
ca.
-&QuB tal Valparaiso?
-Muy lindo; vale la pena. Se parece a 10s puer-
tos del norte, per0 mds en grande y mejor. Los de
Valparaiso toman ahi, a1 frente, en el Bar El Porte-
bo.
Caucamdn siguib la direccibn que le indicaba
Domhguez a traves de 10s cristales.
-Algunos no se mueven de esta calle. Del tren
al’Portefio, del Portefio a1 tren. Le tienen miedo a1
centro. Esta ciudad es traidora para 10s afuerinos.
No hay que confiarse. LA ti te gusta Santiago? Con-
forme. Yo he vivido en Santiago y una vez defendi
10s colores de la capital peleando en el peso pluma.
A mi me gusta esk pum Tinah. Yo me llevara esta
calle Bandera a la pampa.
-iToda? rid el peso pesado.
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