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aconsejaron. Habia que hacerse hombre. Vendi6 10s<br />
muebles de la pensi6n y, en calidad de obrero de la<br />
maedtFanza, pudo ingresar en uno de 10s buques para<br />
solteros del campamento chileno.<br />
Pedro Caucambn se adapt6 con placer a su nue-<br />
* vo estado. Ahora vivia con mbs independencia. Em-<br />
pez6 de-ayudante trabajanda con el combo e hizo la<br />
carrera completa en la forja de hierro. Fue, sucesiva-<br />
mente, ayudante, comber0 y limador.<br />
Se inici6 en la vida del joven soltero de la pampa.<br />
Asistia a 10s bailes sabatinos en el gimnasio del esta-<br />
dio y a la borrachera del doming0 en el Club de 10s<br />
Obreros. No era bebedor. Preferia las excursiones a1<br />
rio Loa y 10s partidos de f6tbol contra la Oficina<br />
Pedro de Valdivia.<br />
Por aquel tiempo, apenas cumplidos 10s diecishis<br />
aiios, su aventajada estatura interes6 a 10s jugadores<br />
de bbsquetbol. Lo probaron y no lo hizo mal. Embo-<br />
caba con facilidad, aunque era un poco torpe en sus<br />
desplazamientos. Cuando 10s turnos del trabajo le<br />
combinaban bien, Caucambn lanzaba la pelota frente<br />
a1 cesto, horas enteras.<br />
’ Se hizo un temible embocador y ya nadie discu-<br />
tia su puesto como delantero en el primer equipo de<br />
Maria Elena.<br />
Durante dos aiios Caucamhn trabaj6 su estilo de<br />
basquetbolista. El nifio larguirucho habia cuajado<br />
en un mocet6n respetable de m6sculos largos y pode-<br />
rosos. Era s6lido y bgil, de manos grandes y duras.<br />
Per0 estos afanes no eran meramente deportivos.<br />
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