j - Memoria Chilena

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de Santiago. Tiene mhs escalonaje. El afio pasado lleg6
a la final. . . Est0 lo toma muy en cuenta el jurado.
. . Usted es muy nuevo; no: inberexi todavia.
Caucamhn sudaba. Una mezcla de vergiienza,
miedo e indignaci6n le trababa la lengua. Con una
voz que no era la suya dijo, mechnicamente, dirigikndose
mhs a la chalina roja que a su duefio:
--Si estan tan seguros, para qu6 quieren comprarme.
N o se enoje, amigo -interrumpi6 rapid0 el
Tirante-. Mire, con el Bomba usted pierde p~lr lona.
Crhe, si va de fwnte, le va a &jar morados -
hasta 10s zapatas ... Le va a pegar hasta debajo de la
lengua. . . Va a terminar colgado de las cuerdas. . .
Mejor se cieja cam en un round fijo.. . Ocasions no
le van a faltar. . . El es de atropellada. . .
El Tirante trataba de duldficar su mza.rr6n:
-Quieren aseguraz el nokao o netiro. Asunto fAcil
porque el Bomba voltza hasta con un agarrbn. Nadie
se va a admirar. Usted puede tirarse a la lona o
quedar nokao parado, sujetandose en las cuerdas y
bajando la guardia. El hrbitro para la pelea. Este es
arreglo con usted, no mas. El Bomba va denecho.
Caucamhn movia negativamente la cabeza. Estuvo
a punto de dar vuelta la mesa y gritar de rabia,
per0 1% estampa siniwtra y mbusta del Tirante se le
imponia. No era miedo a1 hombre sin0 a1 eschndalo.
Tenia las ufias clavadas en las palmas de las manos
y la mirada baja.
Pens6 rhpidmente: “Si bot0 la mesa o le pego,
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