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Scherzo. Núm. 99

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Henry PurcellNUESTRO SHAKESPEAREMUSICAL«El extraordinario tálenlo del aulor L-n todos lostipos de música es ya suficientemente conocido.pero él fue especialmente admirado por la vocal,ya que poseía un genio peculiar para expresar laenergía de tas palabras inglesas, gracias a la cualdespertaba las pasiones de todos sus oyentes-. Lacita está sacada del prólogo escrito por el editorHenry Playford para la primera edición (16981 deOipl.wiis Britatmicus. una recopilación de páginas vocalesde l'urccl! con acompañamiento de continuo que gozaríade tal éxito que Playford sacó a la luz un .segundo volumenen 1702 y una reedición conjunta y ampliada de ambos en1706 (reimpresa a su vez en varias ocasiones).Muchas décadas después. Benjamín Brillen se toparácon estas «tiras, que le producen auténtico asombro:•Nunca había imaginado, antes de mi primer encuentro conla música de Purcell. que pudiera ponerse música a untexto con tal inventiva, con tal colorido-. Das de las compositoresque recogieron el testigo de Purcell y que. ya ennuestro siglo, volvieron a hacer grande la música inglesa.Michael Tippett y el propio Britten. fueron de los primerasen traducir su admiración en ¡lechos concretos, editando ydifundiendo las obras de su compatriota.La colaboración del primerocon el contratenor Alfrecl Deller resultótambién decisiva no sólo ya enrelación con el resurgimiento del interéspor el legado de Purcell, sino ]x>rtodo el Barroco inglés y por la búsquedade una interpretación rná.s ajustadaa la realidad que lo vio nacer.No deja de resultar paradójico queahora, trescientos años después de lamuerte del compositor, la edición desus obras completas, iniciada en 187Hy objeto de serias revisiones en lastres últimas décadas, siga aún inconclusa,en un reciente viaje a Londrespudimos comprobar que continuabasiendo materialmente imposible hacersecon la partitura de un buen númerode composiciones de Purcell -algunasde ellas en absoluto desconocidas-,mientras que en otros casos la únicaopción seguía siendo acudir a edicionesde enorme interés histórico ymusical (como las de Tippett o Britten).pero discutibles desde el puntode vista filológico. El estado de lainvestigación purcelliana está aún aaños luz de la riqueza de la bibliografíay las ediciones de músicos como Edición de O Sol iludeBacíi. flaendel o Scarlatti, pilares, como Purcell, del Barrocomusical europeo.La emisora radiofónica BBC 3, consciente de la situación,ha tirado la casa por la ventana y bajo el título generalde Fairest Isle. la herniosísima canción de King Artbur, llevadesde el ¡lasado mes de enero afrontando un repaso extensoy concienzudo de la producción musical purcelliana ysrhítfzodel entorno histórico y cultural en el que vio la luz. Pero laresurrección del músico inglés, su ascensión al lugar quemerece en el panorama musical occidental, no lia hechomás que comenzar, como lo demuestra la reciente apariciónde nuevas luenles manuscritas que contienen su música, ladestrucción de mitos hasta hace poco inamovibles (baste elcaso de las circunstancias que rodearon la composición y elestreno de Dkio y Hm'tis como ejemplo más significativo),las constantes revisiones o matices que necesitan introducirseen el catálogo de Zimmerman o la eclosión, por fin. alhilo del tercer centenario de su muerte, de estudios seriossobre el amplio y disperso catálogo purcelliano.Esta dispersión ha sido precisamente uno de las grandesenemigos de la música de Purcell. Al margen de los dos volúmenesde Otpbmts BriUinmcm y de un número reducido deobras, su música apenas se editó en vida del compositor o enlos añas inmediatamente posteriores a su muerte, por lo que elgrueso de su producción se udonneció en manuscritos de Londres,Oxford o Gimbridge. Purcell fue un hijo de la Restauracióny. como tal. se encontró con una vida musical casi heridade muerte durante las sangrientos años de la Commomvcalth.La música religiosa y la música instrumental se habían prohibidodurante los años republicanos, aresultas de lo cual habían quedado desmanteladaslas instituciones de las quehabía disfrutado el padre del nuevorey, Carlas II -gran amante de la música,una circunstancia decisiva para eljoven Purcell- no pierde el tiempo y yaen su primer año de reinado realizaimportantes nombramientos (algunospuestas los ocupan compositores tanilustres como Henry Lawes, ChristopherGiblxms o Matthew Locke). aunque suobjetivo más importante es la restituciónde la Capilla Real, en ¡a que antañoiniciaban los niños su formacióncomo coristas y que Cromwell habíadejado reducida a la nada.Esta Capilla Real fue no sólo laprimera escuela musical de Purcell,sino también el ámbito en el quedesarrollaría toda su actividad musicalprofesional. La importancia que lamúsica vocal tiene en su catálogo noes sino una consecuencia directa desus obligaciones como músico a! .serviciode los monarcas ingleses (fuesubdito de Carlos II, Jaime II y GuillermoIII. casado con la Reina María)." Antes de su intensa dedicación al teatroen la década de 1690. en los quehabrían de ser los años finales de su vida. Purcell ya habiatenido ocasión de experimentar con las posibilidades expresivasde la voz humana y de su hermanamiento con los invtrunientos en su exquisita producción religiosa (más desetenta antbems) y en las veinticuatro odas escritas pararealzar la pompa y el esplendor de la vida en la corte. Latradición de los grandes polifonistas ingleses del Renací-

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