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Scherzo. Núm. 99

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De la A a la ZFrente a la concepción marginal de la obrapara clave de Haendel. otra parte de la crí-Tica a la que ñas sumamos, considera estaproducción instrumental como un gestosobresaliente del espíritu creativo del compositor,al margen de la* estructuras rígidasde la escritura musical de la época.Son como un destello de alegría, una manifestaciónoriginal de la propia personalidad;la expresión de una independencia yoriginalidad muy subjetivas, de libertad ymodernidad. Italia no está lejos de la inspiraciónhaendeüana. De las grabacionescompletas existentes de estas Suites paraclave sobresalen por derecho propio dos:la de Scott Ross (19H4): luminosa, ngurosay profunda, con un cieno perfume italianizanteque tan bien les convierte (Ross grabaríaa continuación las sonatas de Scarlatti).La segunda es la de Colín Tilneyí 1973); elegante, escrupulosamente fielaunque sin (oda la aplicación y fuerza sufi-GIUSTINOENGOTTINGENGiustino no se cuenta entre las más popularesóperas de Handel. La produccióndel Festival de Góttingen de \W ha permitidoa Nicholas McGegan. recuperadorde Otlone. Radamisloo Agrippina, llevarlaal disco. Compuesta entre agosto y octubrede 1736, simultáneamente con ArminioyBerenice, así como de la segundaveraión de // trionfo del lempo, se basa enun libreto que en origen se debe a NicolóBeregan (1683) y que luego sufrió variastransformaciones. La acción narra los avalaresde Giustino en ayuda del emperadorAnastasio y en conlra de Vitaliano. Obradirecta y sencilla, con esa vitalidad pegadizatan característica de la música delcompositor de Halle, muy entretenidaantes que especialmente enjundiosa, consuficiente fuerza dramática en los recitativosy una buena conjunción música-lexio.Hay arias ligeras, agitadas, como Upiacerdella vendetta (Vitaliano. acto mi, o Ristmsabelkzzct (Polidante, acto II): dramáticas,lamentosas, como la hermosa // m«icor gia piit non sá (Arianna, acto III) ySull ollar di questo Nume (Giustino, actoil). La orquestación es sencilla, teniendoel oboe -por cieno magnífico en esta versión-un papel destacado tanto en sinfoníascomo en arias (escúchese la que cierrael acto H), pero incorporando muyesporádicamente flautas de pico, trompasy trompetas (curiosamente no timbales),con notable efecto. Una obra, en definitiva,que si no a la altura de las grandes,Julio César, Rinaldo y compañía, sí mereceatención y a buen seguro será disfrutadapor los hándelianos de pro.El elenco vocal de esta interpretaciónes muy solvente, sin fisuras pero tambiénsin nada que deslumbre especialmente.Chance compone un protagonista de convincenteintensidad expresiva, con unavoz de suficiente cuerpo y atractivo colorque sólo se afea algo en el grave, dondeel cambio es demasiado aparente. Minteres muy inferior, mis engolado, de entonaciónindecisa y vocalización confusa.En cuanto a las mujeres, Kotoski y Roschmannsolventan sus nada fáciles cometidoscon oficio, convicción y suficientesque no brillantes medios. Lo mismopuede decirse de Lañe, aunque en ésta c!timbre es un tanto áspero y su volumenparece corto. Muy bien Ely en su lamentablementebreve cometido: posee unahermosa y potente voz de bajo, que manejabien en la difícil aria antes citada. Suficienteel resto y el coro, con muy brevesintervenciones. La Orquesta Barroca deFriburgo luce una excelente cohesión yresponde con brillantez y prontitud a lasdemandas de McGegan. El americano dirigecon riqueza expresiva suficiente ybuena dinámica teatral (incorpora, a laNorrington, un feroz sonido de oso en laescena 61. cuida con detalle los acompañamientos,y consigue notables resultados.La rica vastedad expresiva de la músicade Hántlel queda así retratada confidelidad suficiente. Hay vitalidad, energíay expresividad en su versión. Cuenta conun continuo extraordinario, y con unacuerda ágil, flexible, que acentúa, matizay frasea de forma ejemplar. Toma sonoray presentación (que incluye un cuartodisco gratis con fragmentos de las óperasinterpretadas por McGegan citadas alprincipio) buenas pero no deslumbrantes.En resumen, una versión notable deuna obra poco conocida y muy atractivade un gran compositor. Buenos ingredientespara recomendar este Giustino deGóttingen sin muchas reticencias.R.O.B.HÁNDEL: üiustino. Michael Chance,contratenor (Giustino); DorotheaRóschmann, soprano (Arianna);Dawn Kotoski, soprano (Anastasio);Juliana Gondek, soprano (Fortuna);Dean Ely, bajo (Polidarte): JenniferLañe, mezzo (Leocasta); Mark Padmore,tenor (Viíallano); Drew Minter,contratenor (Amanzio). Coro de Cámara-Cantamus Halle-. Orquesta Barrocade Friburgo. Director: NicholasMcGegan. 3 CD HARMONÍA MUNDIHMU 907130-32. DDD (?). 74'22-,38'35-, 6O'2O>. Grabación: Góttingen,VI/1<strong>99</strong>4. Productora: Roblna G.Young. Ingeniero: Brad MicbeLcíenles Kenneth Gilbert completa ahorasu grabación iniciada hace dos décadas.Maestro de Ross. destaca por la nobleza ydiscreción, por la suavidad, pero carece deese punto de imaginación y alegría de quehace alarde su discípulo. Se le nota excesivamentepreocupado por el rigor organi7.alivo.por dar coherencia estructural a unacomposición que sin carecer de ella se dirigeal espíritu de la improvisación y laalegría, más que a la contención y la medida.De [odas formas estamos ame una interpretaciónde gran altura que merece serescuchada detenidamenteF.C.-R.HAENDEL: Cnncerti grrxsi op. 6. lonaBrown, violin. Academy of St. Martlnin-the-Flekts.3 CD HANSSLER 98.900 -98.902. DDD. 157'08-. Grabación:¥111/1<strong>99</strong>4. Productor: Ajidrew Keener.Ingeniero: John Timperley.Esta es la tercera ocasión en que la Academyof St. Martin-in-the-Fields graba laintegral de tos Concerti grossi, op. 6 deHaendel. En la primera, de mediados delos setenta, empuñó la batuta Sir NevilleMarriner: en la segunda, fechada veinteaños después, fue la propia lona Brownquien ejerció la dirección desde el concertino.Sorprendentemente, y aunque la reediciónde la de Sir Neville debe de estar alcaer si no ha caído durante la redacciónde estas líneas, ninguna de esas dos versionesse hallaba hoy por hoy disponibleen las tiendas de discos: un escándalopara una formación con semejantes historialy prestigio, máxime ahora que por finacaba de aparecer en CD la primera grabacióncompleta de la serie, firmada porBoyd Ncel y su orquesta en la segundamitad de los treinta.Los resultadas de esta tercera intentonano son malos. De hecho, se trata de interpretacionesmuy competentes y en lasque se ñola positivamente la aportaciónde las más modernas técnicas de grabación.Sin embargo, a falta del aura que laantigüedad conferirá sin duda a Marriner,la comparación con lo que oíros demuestransaber hacer hoy en día con esta músicarelativiza bastante el juicio. Quizá tomadosseparadamente la impresión puedaser algo distinta, pera oídos de corrido losdoce conciertos parecen el mismo y llegana producir una fatigosa sensación depesadez. Incluso en los movimientos rápidos,donde uno empieza admirando lajusteza en la elección de los lempi y elbrío rítmico, la machaconería con que seescanden las frases acaba por lomar previsiblesatentas e inflexiones y. en consecuencia,por aburrir.En la espera de lo que tengan quedecir Les Arts Florissants con William Christie-una edición que se anuncia comoinminente-, las preferencias han de .seguirorientándose hacia los instrumentos originalesdel English Concert con Trevor Pinnocky, sobre todo, a la Handel & HaydnSociety con Christopher Hogwood.A.B.M.ach&zo 85

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