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Scherzo. Núm. 99

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D O S !Henry Purcellmiento y el primer Barroco había quedado también quebradacomo consecuencia de las enmiendas políticas y religiosas,pero el grupo de músicos que educó Henry Cooke enla Capilla Real y que años después devolverían su espk-ndora la institución -John Blovv. Pelham Humfrey. HenryHall. William Turner. Michael Wi.se. el propio Purcellsupicrontrazar un puente frágil perorevestido de perfiles autóctonos entrela música inglesa y la que se hacía alotro lado del Canal de la Mancha.Las composiciones religiosas lueronuna constante en la trayectoriaprofesional de I'urcell. ya que lasobras enmarcadas en este apartado seextienden desde 1Ó77 hasta el mismouño de su muerte, aunque la mayorparte de su catálogo litúrgico surgiódurante el reinado de Carlos II. Susucesor, Jaime II. descuidaría enexceso la Capilla Real para dedicarmás tiempo a la capilla católica de suesposa y terminar creando en 1686 supropia institución paralela, destinadaa satisfacer su declarado -aunquepacífico esta vez- catolicismo. Así,con excepciones tan significativascomo el Te Ik'itm y jubílalo (los texlosque se utilizaban en el ServicioMatutino) Z. 232. o de la segundaversión de Tbau knotr'sl. Lord, tbesecrete t>f onr beart (uno de los tresaiilbems que integran su serviciofúnebre para un destinatario desconocido,que años después de su composiciónse interpretaría en las exequiasde la Reina María), .sus obras litúrgicaspueden fecharse en la primeraTE DEUM & JUBÍLATE,F O RVOICESANOINSTRUMENTS,Midt fotS L Ca2ciliasDay, 1694.By the late Mr. HENHT PURCELLL 0 N D 0 N,Pnniíd br J Apir^M", fot dK Audu) Widow, and areco bt Solí br /*•> Hvf*4, a h« Shop in ihc Timfitin fífftjhrft l 16$y.Portada de Te Deum y | ubi la teparte de su carrera, esto es. con anterioridad a 1685. Apesar de su amor por el contrapunto (que no era compartido,sin embargo, por el Rey Carlos 11). Purcell dejó de interesarsepoco a poco por unas composiciones en las queprobablemente sentía que su estro se hallaba en exceso atenazadopor las convenciones. Kstas obras sirven, no obstante,para constatar su extraordinario dominio del contrapuntoimitativo (como el canon estricto de la Doxología del Mapnif¡catensi bemol mayor), su amor por la experimentaciónarmónica y los retorcimientos cromáticos (piénsese en OLord Gocl ef Hosts Z. 37, Kemember not. Lord. ourojfencesZ.50o el caso mucho más conocido de Man Iba! ix honi uf auvmait Z. 27). sus primeros escarceos en las seccionesivrsi 1 , encomendadas :i un grupo de solistas, que contrastancon aquellas en las que interviene el coro completo ifid!) o,en fin, su entrelazamiento de voces e instrumentos de cuerdaen sus veintisiete sympbony atithems. un género que floreciódurante el reinado de Carlos II. Este, -cansado de lasmaneras graves y solemnes, ordenó a los compositores desu Capilla que añadieran sinfonías con instrumentos a susanthems-. como nos recuerda Thomus Tudway. Yiolines ytiorbas pasan así a ocupar un papel importante en unamúsica que. sin perder su carácter sacro y litúrgico, seempapa de elementos profanos, como los ritmos de dan/aque surcan My beart is faced. O God ¿. I, y de rasgos claramenteitalianizantes, patentes en los recitativos, el diseñoarmónico y el papel que desempeñan los instrumentos enobras como Liebold. 1 bríng yon glad tidings Z 2. Para cuandoGuillermo 111 y la Reina María ordenaron suprimir losinstrumentos de la Capilla litúrgica, concentrado como estabacasi en exclusiva en su postrera dedicación al mundo dela escena. Notables excepciones a su silencio voluntario eneste campo fueron, como se apuntó, el mencionado TeDeum y jubílate Z 232. una obra brillantemente instrumentada(dos trompetas se unen al tradicional grupo de cuerday al órgano) y muy admirada en el siglo XVIII. y la páginasin duda más difundida del catálogo religioso de Purcell, lallamada Música para el funeral de UiReina María, que se vale de páginasya escritas mucho antes con el añadidode la segunda versión de Tbouhiínr'sl. Lord, tbe secn'ts ufour beartsy de la Marcha y la Canzomi Z 8Wpara cuatro trompetas de varas. Estamúsica .sonaría también meses después,-por razones obvias para cualquierartista-, en palabras de WilliamCroft. en el funeral del propio Purcell,celebrado en la Abadía de Westminsterel 26 de noviembre de 1695.La música ceremonial du Purcelles. asimismo, hija de la Restauración,ya que. a excepción de las odas compuestaspara conmemorar la festividadde Santa Cecilia, la conocidacomo la Yorksbire Feast SÍ»I% (O/ oíd.u'bcti bi-n/t's thought il lxi.se Z. 333) yla escrita para conmemorar el centenariode la fundación del TrinityCollege de Dublin ( Crea! paren I,bailf Z. 327), el resto de las obrasque integran este apartado, hasta untotal de veinticuatro nacieron paradar lustre a diversas circunstanciasrelacionadas con el rey o la reina deturno: el cumpleaños del monarca(sei.s de ellas felicitan a la ReinaMaría), la bienvenida a Londres trasregresar de otra ciudad o de las vacaciones de verano, unaboda en el seno de la familia real (el Príncipe Jorge deDinamarca y la Princesa Ana). Carlos II instauró esta tradiciónpara otorgar boato y esplendor a una corte que seapresuraba así a recuperar el tiempo, la paz y el placer perdidosen los campos de batalla \ en las interminables contiendasen las que se vieron sumidos sus antepasados. Purcell.al igual que sus compañeros de la Capilla Real, tuvoentre sus obligaciones la de poner música a textos enmuchos casos de escasa calidad que no tenían otra finalidadque la adulación del soberano de turno.Kstas odas constituyen un compañero inmejorable deviaje para observar la evolución del estilo de Purcell en susúltimos quince años de vida creadora. A pesar de la dispersiónde las fuentes (ninguna de estas ohras .se imprimió envida de su autor y un incendio que tuvo lugar en Whitchallen 1698 destruyó a buen seguro el material original utilizadoen la interpretación de muchas de las odas de Purcell yde sus colegas), algunas de ellas secundarias, el acontecimientoanejo a cada una de las obras permite fecharlas conuna precisión insólita dentro del catálogo del músico inglés,cuya biografía sigue estando poblada de interrogantes.La .serie se abre con una oda iWelcome. ticeivgitit oflbemigbly kinf> Z. 340) de marcado carácter cortesano, en la quese imponen los ritmos danzables dentro de una estructura enla que se suceden solos (que nunca llegan a presentar enPurcell la forma de aria da capo estricta), dúos y coras cuyabrevedad les priva de la entidad que adquirirían en obrasposteriores. En la .segunda (Swijier fsis, swifterflow Z. 336)encontramos ya la que será una de las principales señas deidentidad del estilo vocal de Purcell. la construcción de un

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