ENTREVISTAAndré Previn^^^^m^^^^SCHERZO.—Su nuevo contrato con DG bitarrancado con una nueva grabación de laOctava Sinfonía de Shostakovich. una obra queusted ya bahía llevado al disco, hace dos décadas,cun la misma orquesta, la Sinfónica deLondres. Hace treinta, hace veinte años. AndréPrerin era uno de los directores occidentalesque interpretaba la música de Shostakovicb:boy. casi todo e! mundo lo hace. ¿Cuál es ladiferencia entre ayer y boy en este tema?es casi corno Mahler. es un casi seguro éxitode taquilla. Creo que su música, en cualquiercaso, merece ese grado de estima que actualmenterecibe generalizadamente por parte del público, porque,entre otras cosas -me refiero sólo a la música orquestal-es el último de los grandes sinfonistas. Si usted toma laSinfonía como forma clásica, él e.s realmente el último deuna larga y gloriosa lista. Creo que su música hoy... no sé sies más popular, pero desde luego es mucho más tocada quehace quince o veinte años, y creo que esa respuesta a sumúsica es apropiada, porque sus obras han sido muy amenudo banalmente despreciadas. Yo disfruto dirigiendo sumúsica, y es curioso que hoy sus obras estén en el repertoriode casi todas las orquestas, incluso de las más locales.S.—¿Cree que nuestro conocimiento de la obra de Shostakovichha cambiado con toda la literatura posterior a Testimonio,el libro de memorias?A.P.—Le diré que me he leído todos los libros que hansalido sobre el tema, incluso traducciones de algunos de losnuevos libros rusos sobre Shostakovich. Creo que cuantomás leas y sepas acerca de un compositor es mejor, tantopara el intérprete como para el público. Pero no creo queesto tenga nada que ver con el acercamiento a la música,que habla por sí sola, y la música de Shostakovich creo quenunca dejó de ser... autosuficiente, podríamos decir. Yo soyde los que creen que todo está en la.s notas, que si sabesleerlas con escrupulosidad y perspicacia, allí está todo, lasnotas te lo dicen todo: y lo que se supone que está detrásde las notas, o está en ellas o es que no existe. Creo que esútil, que es bueno, que hoy sepamos todo lo que conocemosacerca de su vida, de sus desdichas personales o de suscreencias políticas, pero es un valor añadido: lo esencial estáen las pentagramas.S.—¿Liego a conocer personalmente a ShostakovichA.P.—Sí. le vi en dos ocasiones. Aclaro que. con sóloestos dos encuentros, ¡amas me atrevería a llamarme amigosuyo. Pero me impresionó conocerle. Era una persona dolorosamentetímida, siempre fumando, tímido hasta la angustia.Y siempre había que hablar con él por medio cié unintérprete: estoy convencido de que entendía perfectamenteinglés y alemán, pero le obligaban a ir siempre con un intérpretecuando veía a personas de Occidente, recuerdo quesiempre era la misma dama, la Sra. Dvorak, cuyo nombre nohe olvidado por razones obvias.S.—Creo que hay una historia muy singular, ocurridahace muchos años, cuando usted le llamó por teléfono...A.P.—¡Bueno! ¿Cómo sabe usted eso? Aquello pasóhace muchísimos años, yo era muy joven, casi un crío.Estaba preparando, con otros dos amigos, un violinista yun chelista. una de la.s primeras interpretaciones en Amérischfitfznca de su Trío n- 2. La partitura, por entonces, no estaba nipublicada, y habíamos recibido la obra microfilmada. perono todas las hojas habían salido completas, e incluso, alprincipio de un movimiento, faltaba la parte de arriba, laindicación de tempo o de metrónomo, y el problema eraque aquello funcionaba de todas las maneras, tocado lento,tocado rápido. Modéralo, Presto, Largo, lo que se quisiera.Estábamos en la casa del violonchelista, en Los Angeles, yno sabíamos cómo tocarlo, y entonces yo dije: -Bueno,vamos a llamarle por teléfono-, -¿Llamar a quién?-, me dijeron.-A él, a Shostakovich-, respondí. -¿Desde Los Angeles?-.Por cierto, estábamos en el peor momento de la Guerrafría. Y mis amigos me dijeron: -Muy bien, chico, vamos allamarle. ¿Tienes su teléfono, verdad?- Yo me puse muyserio y repliqué: -¿Cuántos Dmitri Shostakovich pensáis queva a haber en la guía de teléfonos de Moscú? ¡Vamos aintentarlo! Y efectivamente, pedimos una conferencia internacionalcon Moscú, y dos horas después nos llamó laoperadora para decirnos que podíamos llamarle al díasiguiente por la mañana, sobre las 9:00. Nos reunimos aldía siguiente, pedimos la conferencia, y alli. al otro ladodel teléfono, estaba él, naturalmente con una intérprete. Yollevé la conversación y le hice todo tipo de preguntas, ydurante la conferencia vi que al violinista, mi amigo MichaelBaker, le daba un ataque de risa y casi rodaba por elsuelo. Cuando terminé de hablar le pregunté qué pasaba yme dijo: -Escucha, tú sabes tan bien como yo que el FBI hagrabado esta llamada, se lo hacen a cualquiera que llama alos rojos -como entonces se decía-; ahora imagínate aestos tipos del FB! oyendo '14 después de L, corchea igual,¿a qué?" y el otro te responde, ' Igual a 88, antes 92, ahora88'. y tú dices. ' ¿Y qué me dice de 17 antes de R, crescendoo no 1 . ¡Chico, les lias dado el día, se van a pasar semanaspara descifrar esto, si no se vuelven locas antes!- [Lasúltimas frases entre risas de entrevistado y entrevistado/].S.—Durante años fue usted grabando, año tras año,para HMi, Sinfonías de Shostakotich; Octava. Sexta. Décima,Cuarta _v Quinta -que grabó en Chicago-, la Trece... Ahoraha vuelto a hacer Octava con la London Sympbony. ¿Nuncaha pensado en grabarlas todas?Shostakoviches el últimode los grandessinfonistasA.P.—¡Es una de las cosas quemás he deseado nunca! Pero, pordesgracia, en EMI el único interesadoen el lema parecía ser yo.Recuerdo que cuando se anuncióque Bernard. Bernard Haitinkquiero decir, las iba a grabartodas para Decca, yo pregunté ala gente de F.MI: -Si ellos pueden^^^^^^^^^^^ venderlo, ¿por qué vosotros no?-No hubo respuesta. Y, hueno,tampoco creo que ahora vaya afructificar un proyecto así con DG. aunque sí voy a grabaren breve, de nuevo con London Symphony, dos de las Sinfoníasque nunca había hecho para el disco, la Primera y laNovena.S.— >: ¡x>r cierto, ¿quién es cierto Harold Sbapero?A.P.—¿Ah. la gira por España? Bueno, supongo que veranunciada una Sinfonía Clásica de un músico llamado Shaperopuede llamar la atención, pero no sólo en España,tamhién aquí en Londres. Shapero es un compositor americano,debe tener ahora 75 años, y cuando él era jovenAaron Copland escribió en uno de sus libros que HaroldShapero era. probablemente, el mejor compositor en activo
fcNTREVISIAAndfé Previ nS.—¿Turo usted oixitiuniciad de encontrarse conKorngold en Hollywood?A.P.—Desgraciadamente no. Él trabajó allídurante los años 30 y 40. y yo llegué a fines delos 40 y estuve en Holiywcxid durante los SO yprimeros 60.S.—Hace poco be tenido ocasión de ver de nuevo,por televisión. Los cuatro jinetes del Apocalipsisde Vincent Minelli. y, si me permite comentárselo,me ha vuelto a impresionar la partitura queescribió usted para esa película.A.P.—¡No me diga! Bueno. Toucbée, me ha dadoen un punto débil, porque es mi partitura preferida,de todas las que escribí para el cine. Y estremendo, porque la película es tan... abismalmentemala, y no atribuiría toda la culpa a Minelli.Mire, cuando la película quedó acabada durabatres horas y media, y Minelli quería que seproyectara con un intermedio, pero los directivosde la Metro Goldwyn Mayer se negaron, yobligaron a cortar el film hasta dejarlo en algomenos de dos horas y media. Lo que quedó notiene sentido ninguno, destrozaron la película.Recuerdo perfectamente que. en un cierto pasaje,Ingrid Thulin le decía a Glenn Ford. -En esecaso devuélveme la llave-, y yo incluía un grancrescendo emocional en la música, pero sucedíaque los genios de la MGM habían cortado laescena en la que ella le daba la llave del piso,con lo que la gente decía. -Pero, ¿de qué llavehablan?, y, -¿A qué viene ahora ese climax de lamúsica?- Terrible, de verdad terrible. Mire, algunasde las partituras que escribí en Hollywood...no es que sean malas, ¡son horrorosas! [Denuevo entre grandes risas]. Pero ésa creo que nolo es, está escrita con mucho cariño, para lo que,entonces todos lo creíamos, iba a ser una granpelícula.en América. Pero su música apenas se ha tocado, y nuncaha disfrutado de popularidad alguna. Y mi concierto deLondres, t_-l que toco antes de ir a España con la orquesta yAnne-Sophie Mutter, va a constituir la primera interpretaciónen Inglaterra de obra alguna de Shapero. Y cuando elaño pasado toqué su Sinfonía, con la Filarmónica deNueva York, era la primera interpreta don de la obra enAmérica en 30 años. Es una obra larga, y difícil, pero esuna composición extraordinaria, es una página muy personal,muy hermosa, con un tiempo lento, un Adagio casibeethoveniano, que para mí es el mejor de ese tipo entoda la música americana de nuestro tiempo. La escritura,para entendernos, es de carácter stravinskiano, y piensoque puede constituir un descubrimiento.S.—¿Cuáles son las óperas que va a grabar denlrv de sunuevo contrato?SUZIE MAÉDf R/DGS.—jila pensado alguna vez en re-graharla,como muchos de los autores cinefilos han hecho?A.P.—¡Dios mío. lo que me plantea! No he oído esamúsica durante años, y no sé cómo me sonaría hoy. Y notoda la música de cine es apta para la sala de conciertos,porque el cine, casi por norma, te prohibe el desarrollotemático. Pero las partituras de Korngold. por ejemplo, sonuna excepción, funcionan maravillosamente en los atriles deuna gran orquesta sinfónica. Pero Los cuatnijinetes... ¿Ustedcree que funcionaría, acaso como suite?S.—Bueno, yo creo que sí ¿Le estoy dando una idea?A.P.—Es que es un tema tan difícil... Las músicas deWalton para el cine, por ejemplo, son solierbias, dentro yfuera de la pantalla, como las de Prokofiev o Shostakovich,eso es obvio. ¿Sabe que Saint-Saéns escribió una partiturapara el cine?A.P.—Tres, aunque dos de ellas casi pueden formar undíplico; El niño y los sortilegios, y La hora española de Ravel.y Die tote Stadi de Korngold. De Korngold también voy agrabar, aquí en Londres, su Sinfonía, la obra que escribió enlos 50, poco antes de morir.S.—Sí. El asesinato del Duque de Guisa. Rozhdestvenskila tiene grabada...A.P.—¡No me diga, estaba pensando hacerla en concierto!Hay algunas obras de Honegger, o de Milhaud. inclusode Auric, que algún día me gustaría tocar. Pero es curioso losrheteo 45