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Scherzo. Núm. 99

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André Previnque usted me ha dicho acerca deLos cuatro jinetes, porque, en casitreinta años, sólo ha habido otrapersona que me haya habladocon entusiasmo de esa música.William Walton. Y me dijo casi lomismo que usted, que por qué nola grababa apañe, con unaorquesta sinfónica.S.—Hablemos entonces cíeorquestas. Usted debutó con laFilarmónica de Viena en unaSemana Mozart de Satzburgo. enel 74, dirigiendo y tocando el K.491 de Mozart, el Concierto en domenor. ¿Cómo fue su primer contactocon esa orquesta?A.P.—Previamente, ¡aterrador!A cualquiera que esté en suscabales, al margen de la ilusiónque le haga, le tiene que darmiedo ponerse delante de unaorquesta como la Filarmónica deViena. Y todo el mundo musicalsabe que actuar por ve?, primeracon la Filarmónica de Vienapuede ser sangrante. Pero todofue muy bien desde el primermomento, por razones que desconozco.Bueno, no es verdad, sísé las razones, y son las mismasante cualquier gran orquesta. Losmúsicos te respetan y pueden llegara estimarte .si ven que sabeslo que estás haciendo y quesabes lo que quieres conseguir. Si ven a una persona sinideas claras, que no domina la profesión, entonces no haynada que hacer.S.—Usted ha dominado esas situaciones desde muy¡oren, hay una anécdota muy célebre, entre usted y laorquesta del estudio de ¡a Metro...A, tlgunasA.P.—¡Ah. sí! Eso ocurrió elprimer día que yo dirigía a laorquesta, yo tenía 17 años. Era laorquesta de la MGM. y estaba plenamentejustificado que ellos pensaran:«¿Y quién es éste?» Así queyo subí al podio y le pedí al oboeque diera el la. y él tocó un labemol. Yo no dije absolutamentenada, y toda la orquesta, conabsoluta expresión de felicidad,afinó en la hemol. Cuando pusela primera partitura sobre el atril,los miré y les dije: -Para esta obra.Iransporten todo medio tono arriba,por favor-, A partir de ahípartituras queescribí enHollywood...no es que seanmalas, ¡sonhorrorosas!todo fue bien, todos se rieron y ^^^^^^^^^Bhubo respeto mutuo. Reconozcoque tuve un momento de duda, pero pensé: -A los 17 añosno te puedes enfadar con una orquesta en donde todo elmundo te dobla la edad-.S.—¿Se ha enfadado alguna vez con una orquesta? No leimagino dando gritos a los músicos, la tardad.5U5EÍCH BAYAT/DGA.P.—Bien, la verdad e.s que hace falta poner muchoempeño para que yo me enfade por algo,,, pero alguno loha conseguido. Por ejemplo, hace muy pocas semanas, enTanglewood, un caballero de la Sinfónica de Boston se acercópara explicanne que tenía que cambiarme todos los ensayosde hora. Le dije que no había motivo, y él, muy altivo,me habló de necesidades de conjunción con otras actividades,el trabajo de la orquesta, el sindicato, etc., y terminódidéndome: -¿Lo ha comprendido, no. Maestro?- Y yo lecontesté: »He comprendido que usled necesita urgentementeotro director para la orquesta. ¿Quiere que le ayude a buscaruno. joven?- El .se c¡uedó blanco y me dijo que sentía habermeimportunado, y que todo quedaba como estaba fijado.Yo-Yo Ma estaba presente en la conversación, y al irse esteindividuo me cogió por los hombros y me dijo: -¡André, esestupendo, al cabo de los años ya has aprendido a portartecomo un genuino hijo de perra en estas siaiaciones!-.S.—Bien, no creo que se baya enfadado usted nunca conla Sinfónica de Londres, a la que ahora ha vuelto con titularidadhonorífica...A.P,—¡Oh. no! Esta ha sido una alegría enorme. Además,la London Symphony está en una forma... espectacular,diría yo, Tilson Thomas ha hecho tin trabajo fabuloso con laorquesta, y algunos de los más brillantes y jóvenes instrumentistasde Londres forman ahora pane de la plantilla, esuna ISO renovada por entero. Creo que ahora mismo es lamejor orquesta de Inglaterra. Y, mire, volviendo al tema de

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