I) O S i F RHenry Purcellaria o un dúo (en este caso, el aria para tenor Hark'jusl nowmy list'ning years) sobre un gwund. una suerte de bassoostinato (en forma de cliacona o de passacaglial por lo generalmuy breve que se repite incesantemente mientras la vozse aventura por excursiones melódicas ajenas a la metcxlicarepetición del bajo. El conocido como Lamento de Dido es,sin duda, el ejemplo más difundido de esta peculiar formamusical, que hallamos no sólo en multitud de páginas vocales(An F.ivnitig Ilymtt. Music for a wbile. O ¡el me weep deTbe Fairy Queen, O solitude my suvetest chotee...), sino tambiénen piezas instrumentales (varias gmunds para clave, lafamosa chacona para dos flautas de La historia de Diocleciano,la sinfonía del anthem In thee. O Lord. Iput my trust). Losque encontramos incluidos en la mayoría de las odas presentanun grado similar de destreza técnica y una fuerza expresivano inferior a las del Lamento de la Reina de Cartago. Purcellhuía de la recurrenciaa una misma fórmula, porlo que encontramosencarnaciones muy diferentesde! mismo principioconstructivo, ya seamediante la introducciónde un ritornello instrumental(como en Andwben late from your thronede Tbe summer'sabsence unconcerned webear Z. 337 o en una delas páginas más arre batadoramentehermosas delmúsico inglés, Here tbedeities appwve de Welcomelo all the pleasures Z339). del arpegiamientode! bajo (Thesjxtrrowandthe gentle dove de Fromhardy dimes and dangeroustuils of war Z. ,3¿5),del diálogo entre dos contratenores(to Caesar andUrania Hiv de Sound thetrumpet. beat the drum Z.33^- de la introducciónde dos flautas de pico(Her cbarming strainsexpel tormenting care deCelestial music did thegocls inspire Z 322) o dela presencia del propio Retrato de la Reina María, obra de W.gwund en la melodía (5b when Gallery, tbe glilt Londres) ring queen of nigbtde The Yorkshire Feast Song Z 333). En sus últimas odas, estetipo de construcción llegó a alcanzar tal importancia que seerige en el eje de das de sus obras más significativas, Hail!bright Cecilia Z. 328 y Come, ye sons ufan away Z. 323. quecontienen cada una de ellas nada menos que tres páginasvocales sustentadas en la extraordinaria eficacia expresiva delgwund una vez más, la instrumentación y la disposición delas voces presenta en todos los casos rasgos diferentes.Los instrumentas de cuerda constituyen, aparte del continua,el apoyo principal de las voces solistas y el coro en lasodas de Purcell. Las de viento comenzaron a aparecer tímidamente(dos flautas dulces y una solitaria intervención de unoboe solista) en Suifter, Isis y, varios años después, en Yetuneful Muses, hasta que el estreno, el 22 de noviembre de1687, de From harmony, from beavenly harmony (el mismotexto de John Dryden al que pondría música Haendel en1739), la Oda para el Día de Santa Cecilia compuesta por Gio-SCi\-anni Bañista Dr.ighi, influyera decisivamente en la conformacióninstrumental y en ciertas elementos estructurales de la.sodas que compondría Purcell a partir de entonces. Una texturade la cuerda a cinco partes (dos violines, dos violas y bajo),la introducción de partes independientes para trompetas (queprestan el brillante colorido característico de las últimasobras), la presencia de grandes coros fugados y de recitativosde clara ascendencia italiana son algunos de los elementosque se integran cada vez con mayor fuerza en las últimasodas de Purcell. cuya influencia resultaría decisiva en el lenguajemusical de los compositores ingleses de las primerasdécadas del siglo XVIII.Aunque esa facilidad de Purcell para ilustrar vividamenteun texto por medio de la música que tanto fascinara a Brittc-n.se plasma con especial acierto y variedad en las dos parcelasexaminadas someramente en estas líneas (amén de en lamúsica escénica, objeto deun estudio independienteen este Dosier), el catálogode Purcell contiene otrasmuchas muestras de lamaestría vocal de la escrituradel compositor inglés.Esta aparece con fuerzamitigada en su catálogo decomposiciones sacras paravoz solista, pero luce entodo su esplendor en elgran número de cancionesprofanas desligadas de uncontexto más amplio. Enellas asoma, como sucedeen el catálogo de Schubert,Schumann o Wolf, el perfilde un melodista de raza,del compositor para quienla construcción de una hermosamelodía destinada afundirse con un texto dadosupone a-alizar una operacióntan sencilla como unsimple chasquido dededos. Dominador de lossecretos de la armonía ydel contrapunto merced asu exhaustivo conocimientode la música de susantepasados, da igual que,Wissing (National Portraüen algunos casos, esamelodía haya de hermanarsecon el contrapunto imitativo estricto, como sucede enlos deliciosos catches de Purcell. que alumbró una colecciónextraordinaria de cánones vocales llenos de ironías, doblessentidos y alusiones políticas, sexuales, religiosas o humorísticas.Los textos vulgares o de una calidad literaria casi inexistenteno suponen tampoco un obstáculo para que Purcelteche a volar sus melodías diáfanas y gráciles. Es por ello, quizás,por lo que el calificativo de -Órfeo británico», que echamano de uno de los mitos más manidos de la antigüedad, noacaba de reflejar toda la grandeza y ia polisemia de su arte.Llevaba probablemente razón Charles Bumey cuando, en susempiterno afán por llevar la contraria, tras emparentar a sucompatriota con el cantor tracio -un recurso habitual desdeque Henry Playford publicara las canciones que le otorgaríanfama inmortal en 1698-, decidió rectificar a renglón seguido ybautizarlo -mejor (como) nuestro Shakespeare musical».Luis Carlos Gago
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