FUENTEOVEJUNA
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16 <strong>FUENTEOVEJUNA</strong><br />
rable como creación literaria —y somos los filólogos quienes debemos fijarlo<br />
en una versión lo más fidedigna posible—, pero la representación, destinada a<br />
un público determinado en un lugar y tiempo determinados, no sólo permite,<br />
sino que exige una mínima coherencia pragmática.<br />
Los cambios que Laurence Boswell y la compañía Rakatá han introducido<br />
en su versión de Fuenteovejuna deben verse por tanto como modificaciones<br />
requeridas por esas circunstancias actuales de recepción que Lope ni siquiera<br />
podía intuir en los primeros años del siglo XVII. Los usos lingüísticos han<br />
cambiado, y unos versos como «seguro, Fernando, estaba / de vuestra buena<br />
venida» (vv. 52-53) adquirirían, hoy, un sentido contrario al que tenían en<br />
tiempos del Fénix. De ahí la propuesta «ajeno, Fernando, estaba / de vuestra<br />
buena venida». La general omisión áurea de los grupos consonánticos cultos<br />
ha perdido vigor y, aunque se mantiene la forma clásica en los casos en que<br />
no hay alteración semántica, se plantea su modificación en un ejemplo como<br />
«seta», secta, en el verso 1513, por mucho que la rima consonante pueda quedar<br />
afectada. A veces la oscuridad procede de alusiones a contextos que han<br />
quedado demasiado lejos: «A fe que no ganéis la palmatoria» (v. 893) actualiza<br />
la costumbre que tenían los maestros de entregar la palma con que aplicaban<br />
los castigos al alumno que primero llegaba. Boswell y Rakatá lo han cambiado<br />
por «a fe que en llegar pronto no hubo gloria», más comprensible y acorde<br />
con el horizonte de expectativas del receptor actual. Determinadas expresiones,<br />
generales en su época, han adquirido un sentido coloquial que podría<br />
dar lugar a una suerte de comicidad totalmente ajena a la intención de Lope:<br />
«Soy, aunque polla, muy dura» (v. 215) se cambia por «Soy, aunque moza, muy<br />
dura»; y, en la misma línea, el verso final del primer acto, «¡Vive el cielo, que me<br />
corro!» (v. 860), desvirtuaría considerablemente el sentido primero y mermaría<br />
la tensión de la escena. La propuesta de Boswell y Rakatá, «¡De vergüenza<br />
estoy rabioso!», permite que el impacto pretendido en origen se mantenga.<br />
El contexto sociocultural crea un sustrato de conocimiento cambiante que<br />
también debe ser tenido en cuenta a la hora de proyectar la representación.<br />
Es lo que sucede con la mención a una «Gila» que se casa en los versos 1411 y<br />
1414: el cambio a «Juana» se explica por la coincidencia del nombre original<br />
con el de un célebre humorista madrileño fallecido hace pocos años.<br />
La corrección política es otro de los criterios tenidos en cuenta a la hora<br />
de preparar el texto para llevarlo a escena. En la tercera escena del primer<br />
acto, Frondoso ironiza sobre la costumbre de utilizar eufemismos y, para ello,<br />
recurre a ejemplos que podrían dar lugar a una comicidad fácil a costa de de-