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y murmuró: «No importa, Lena-Luni. Aún no estás preparada». Yo no veía el momento de huir del borde<br />
del embarcadero, pero cuando volvíamos a la playa me sentí enferma y avergonzada.<br />
Es entonces cuando reacciono.<br />
—Sí quiero ir —suelto.<br />
Álex aparta el brazo.<br />
—¿Seguro?<br />
Asiento con la cabeza, demasiado asustada para pronunciar las palabras una vez más. Tengo miedo<br />
de echarme atrás si vuelvo a abrir la boca.<br />
Álex se incorpora lentamente. Pensaba que estaría más emocionado, pero no sonríe. Solo se muerde<br />
el interior del labio y aparta la mirada.<br />
—Eso significa violar el toque de queda —dice—. Y muchas otras reglas.<br />
Entonces me mira, y su rostro está tan lleno de preocupación que me hace daño mirarlo.<br />
—Oye, Lena —baja la mirada y reordena el montón de cerillas que ha hecho, colocándolas<br />
cuidadosamente una al lado de otra—. Quizá no sea tan buena idea. Si nos pillan, es decir, si te pillan a<br />
ti… —respira profundamente—. Quiero decir, si algo te sucediera, no me lo perdonaría nunca.<br />
—Confío en ti —digo, y es tan cierto como que estoy aquí con él.<br />
Sigue sin mirarme.<br />
—Sí, pero… la pena por cruzar… —vuelve a respirar profundamente—. La pena por cruzar al otro<br />
lado es la…<br />
En el último momento no es capaz de decir «la muerte».<br />
—Oye —digo dándole un golpecito suave con el codo. Es algo increíble, cómo te puedes sentir tan<br />
cuidada por alguien y al mismo tiempo saber que morirías o harías cualquier cosa por protegerle a él<br />
también—. Conozco las reglas. Llevo viviendo aquí más tiempo que tú.<br />
Entonces sonríe. Me devuelve el codazo.<br />
—Para nada.<br />
—Nacida y criada aquí. Tú eres un recién llegado.<br />
Le vuelvo a dar un codazo, algo más fuerte, y se ríe e intenta cogerme el brazo. Yo me escurro riendo,<br />
y él se estira para hacerme cosquillas en la tripa.<br />
—¡Paleto! —chillo mientras me coge y, forcejeando entre risas, consigue tumbarme de nuevo en la<br />
manta.<br />
—Urbanita —replica rodando encima de mí, y me besa.<br />
Todo se disuelve. Calor, explosiones de color, sensación de flotar.<br />
Quedamos en Back Cove la tarde siguiente, miércoles, pues no tengo que volver a trabajar hasta el<br />
sábado; no creo que me resulte difícil conseguir que Carol me permita dormir en casa de Hana. Álex me<br />
explica los puntos principales del plan. Cruzar al otro lado no es imposible, pero casi nadie se arriesga.<br />
Supongo que el hecho de que esté penado con la muerte no constituye un gran atractivo.<br />
Al principio no entiendo cómo vamos a pasar la valla electrificada, pero Álex me explica que solo<br />
algunas secciones están electrificadas realmente. Llevar el tendido a lo largo de kilómetros y kilómetros<br />
de valla sería demasiado caro, así que hay relativamente pocos trozos de la alambrada que estén<br />
«conectados»; el resto no encierra más peligro que la verja que rodea el parque infantil de Deering Oaks.<br />
Pero mientras la gente crea que toda ella está cargada con el suficiente voltaje para freír a una persona