Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
esperanza. Todo esto no tiene remedio. He perdido a Álex para siempre.<br />
—¿Cómo te has enterado? —le pregunto a Hana.<br />
—Todo el mundo habla de ello —se levanta, va hasta su bolso y rebusca dentro hasta encontrar una<br />
botella de agua. Luego vuelve y se arrodilla junto a la cama para quedar a mi altura—. Bebe esto —dice<br />
—. Te sentará bien…<br />
Tiene que sostener la botella cerca de mis labios como si yo fuera una niña. Me da un poco de<br />
vergüenza, pero a estas alturas ya no me importa.<br />
El agua apaga parte del fuego de la garganta. Tiene razón, el agua me ha hecho sentir algo mejor.<br />
—¿La gente sabe…? ¿Están diciendo…? —me humedezco los labios y lanzo una mirada por encima<br />
de su hombro. La sombra sigue ahí; cuando se mueve un poco, distingo un delantal de rayas rojas y<br />
blancas. Bajo la voz hasta que es apenas un susurro—. ¿Hablan de quién…?<br />
Hana dice, demasiado alto:<br />
—No seas cabezota, Lena. Más pronto o más tarde, averiguarán quién te ha infectado. Más vale que<br />
nos digas de una vez quién ha sido.<br />
Este pequeño discurso es para Carol, obviamente. Mientras habla, Hana me guiña un ojo y mueve un<br />
poco la cabeza en sentido negativo. Así que Álex está a salvo. Quizá haya alguna esperanza, después de<br />
todo.<br />
Articulo con la boca para que Hana me lea los labios: «Álex». Luego le hago un gesto con la barbilla,<br />
esperando que entienda que quiero que ella lo encuentre y le explique lo que ha pasado.<br />
Sus ojos parpadean y la pequeña sonrisa que había esbozado desaparece de sus labios. Sé que me va<br />
a dar malas noticias. Aun así, pronunciando en voz alta y clara, dice:<br />
—No es solo cabezonería. Lena. Es egoísmo. Si se lo dices, tal vez se den cuenta de que yo no he<br />
tenido nada que ver. No quiero que alguien me esté cuidando las veinticuatro horas del día.<br />
Se me cae el alma a los pies. Por supuesto, Hana también está vigilada. Deben de sospechar que está<br />
implicada de algún modo, o por lo menos que sabe algo.<br />
Quizá sea egoísta, pero en este momento no lamento en absoluto los problemas que le he causado.<br />
Solo puedo sentirme tremendamente desilusionada. No hay forma de hacerle llegar un mensaje a Álex sin<br />
que toda la fuerza de policía de Portland caiga sobre él. Y si se enteran de que se ha hecho pasar por<br />
curado y que ha ayudado a la resistencia… Bueno, dudo que se molestaran en juzgarlo. Directamente,<br />
sería ejecutado.<br />
Hana debe de leer la desesperación en mi rostro.<br />
—Lo siento, Lena —dice, esta vez en un susurro—. Sabes que te ayudaría si pudiera.<br />
—Ya, pero no puedes.<br />
En cuanto las palabras salen de mi boca, me arrepiento. Hana tiene un aspecto terrible;<br />
probablemente se sienta tan mal como yo. Tiene los ojos hinchados y la nariz roja, como si hubiera<br />
estado llorando, y está claro que ha venido corriendo en cuanto se ha enterado. Lleva las zapatillas de<br />
correr, una falda plisada y la camiseta grande que normalmente usa para dormir, como si se hubiera<br />
vestido con lo primero que ha cogido del suelo.<br />
—Lo siento —le digo con menos dureza—. No quería ser tan brusca.<br />
—No importa.<br />
Se aparta de la cama y se pone a dar vueltas, como hace cuando está pensando. Por un instante, por