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Sin tierras no hay Paraíso

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<strong>Sin</strong> <strong>tierras</strong> <strong>no</strong> <strong>hay</strong> paraíso...<br />

rismo en las comunidades locales. En su texto señalan el importante papel del<br />

estado como planificador del cambio económico regional, y la poca importancia<br />

que se dio a los costos económicos y sociales del desarrollo turístico. Un<br />

aporte consiste precisamente en señalar la e<strong>no</strong>rme influencia de las ideologías<br />

y políticas del ambientalismo, que con una “retórica idéntica al nacionalismo”<br />

legitiman políticas globales intervencionistas, a través de lo cual “expertos”<br />

exter<strong>no</strong>s, dotados de prestigio y amplios poderes, acceden a un territorio para<br />

gestionarlo y cubrir las necesidades de turistas extranjeros. Señalan que en<br />

realidad se trata de un proceso de apropiación, dado que el entor<strong>no</strong> físico, las<br />

sociedades humanas y los restos históricos se convierten en “patrimonio de la<br />

humanidad” destinados al consumo de los visitantes.<br />

Un aspecto fundamental en las primeras etapas del desarrollo del turismo<br />

en México es el papel central del estado, como promotor, inversionista, planificador,<br />

gestor, regulador, mediador y administrador de la industria (Clancy,<br />

2001), de manera que una nueva revaloración de su estructura y funcionamiento,<br />

tendría que considerar el papel que desempeña en el marco de un<br />

escenario político muy distinto. Asimismo, las comunidades agrarias también<br />

se encuentran inmersas en nuevos escenarios ante el desarrollo y consolidación<br />

de la eco<strong>no</strong>mía global y las políticas neoliberales. U<strong>no</strong> de los efectos más<br />

importantes en el campo mexica<strong>no</strong> ha sido la reforma al artículo 27 constitucional<br />

en 1992, que tuvo como propósito principal que los ejidatarios y comuneros<br />

pudieran parcelar y privatizar sus <strong>tierras</strong>, como una medida del gobier<strong>no</strong><br />

para incentivar el mercado de <strong>tierras</strong> y estimular las inversiones.<br />

En este amplio marco de trasformaciones que aquí he sintetizado, donde<br />

el estado juega un papel muy distinto al de los años setenta, vale la pena detenerse<br />

a reflexionar sobre los mecanismos a través de los cuales el capital se<br />

hace del espacio necesario para impulsar la industria del turismo. En la actualidad<br />

el estado mexica<strong>no</strong> recurre mucho me<strong>no</strong>s que antes a las expropiaciones<br />

para emprender proyectos de desarrollo (sean de la naturaleza que sean), sin<br />

embargo, esto <strong>no</strong> quiere decir que el proceso de apropiación <strong>hay</strong>a menguado<br />

o que las estructuras del mismo <strong>no</strong> sirvan como catalizadores de tal proceso.<br />

Esto <strong>no</strong>s lleva a tener que preguntar<strong>no</strong>s precisamente por las articulaciones y<br />

las formas concretas contemporáneas; situaciones, instituciones, agentes, mecanismos<br />

y estrategias que tienen lugar, a través de las cuales los bienes territoriales<br />

de comunidades pasan a formar parte de los activos del capital privado,<br />

para el desarrollo de la industria turística.<br />

Prácticamente por todo el litoral del país (pero también tierra adentro) despegan<br />

desarrollos turísticos que desplazan a las poblaciones locales y despojan<br />

de sus propiedades a los ejidatarios, comuneros y gente con pocos recursos.<br />

En varios casos se trata de procesos históricos continuos de despojo territorial.<br />

En Acapulco, por ejemplo, desde los años treinta hasta la fecha se han repetido

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