Sin tierras no hay Paraíso
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Relaciones de propiedad y conflictos ...<br />
trever el desarrollo turístico de la parte costera del municipio.<br />
Esta situación condicionó profundamente la evolución del proceso urba<strong>no</strong><br />
en Playa del Carmen. Limitada, hacia el sur, por la presencia del complejo<br />
turístico-residencial de Playacar y, hacia el oriente, por el mar Caribe, la expansión<br />
de la mancha urbana tampoco podía dirigirse hacia el oeste, donde<br />
la presencia del ejido limitaba las posibilidades de urbanización. Por ello, a<br />
principios de los años 1990, el crecimiento urba<strong>no</strong> continuó hacia el <strong>no</strong>rte,<br />
de manera paralela a la costa. <strong>Sin</strong> embargo, la apertura de nuevos espacios a<br />
urbanizar por parte del gobier<strong>no</strong> estatal fue bloqueada por un litigio en tor<strong>no</strong><br />
a la propiedad jurídica de una parcela ubicada en la franja costera al <strong>no</strong>rte del<br />
centro urba<strong>no</strong>.<br />
El terre<strong>no</strong> disputado era un predio de 274 hectáreas cuya propiedad fue reivindicada<br />
por el gobier<strong>no</strong> estatal. Terre<strong>no</strong> nacional hasta 1973, la parcela fue<br />
objeto de un decreto de expropiación el mismo año y entregado al gobier<strong>no</strong><br />
estatal en vísperas de la creación del Estado de Quintana Roo. <strong>Sin</strong> embargo, el<br />
estatuto legal del predio fue impugnado por un terrateniente local, Francisco<br />
Rangel Castelazo, quien afirmaba haberlo comprado en 1986 al gobier<strong>no</strong> federal<br />
mediante la Secretaria de la Reforma Agraria (SRA). 7 Un “hueco jurídico”<br />
causado por un fallo en el momento del cambio de estatuto legal por la administración<br />
agraria permitió al terrateniente reclamar la propiedad del predio y<br />
disputarlo jurídicamente al gobier<strong>no</strong> del estado. A principios de los años 1990<br />
el pleito legal bloqueó la urbanización, y el dialogo entre Rangel Castelazo y las<br />
autoridades quedó suspendido.<br />
Frente a esta situación y en ausencia de una solución legal, los habitantes<br />
agrupados a través de la Unión de Colo<strong>no</strong>s contemplaban la posibilidad de<br />
invadir el terre<strong>no</strong> disputado. En el transcurso del año 1993, se organizan negociaciones<br />
entre los colo<strong>no</strong>s y el gobernador, Mario Villanueva Madrid. Al<br />
<strong>no</strong> poder asumir públicamente un apoyo al movimiento, éste da su permiso<br />
tácito para la invasión y negocia con el grupo una parte del predio; una franja<br />
costera de 93 hectáreas destinada para un desarrollo hotelero. De esta manera,<br />
Villanueva resuelve de facto el conflicto con Francisco Rangel Castelazo y se<br />
apodera de la parcela en litigio. El gobernador consolida por otra parte su poder<br />
político a nivel local al aliarse con la Unión de Colo<strong>no</strong>s.<br />
La invasión se da el 4 de abril de 1994 y desemboca en la creación de la<br />
colonia Luis Donaldo Colosio, la cual se convierte en la colonia popular más<br />
importante de la ciudad. Los grupos formados en esta ocasión reunieron a varios<br />
miles de personas y tomaron posesión del predio. El gobier<strong>no</strong> estatal, mediante<br />
el Instituto para la Vivienda del Estado de Quintana Roo (INVIQROO),<br />
7 “Veci<strong>no</strong>s de Solidaridad denuncian a Hendricks por fraude con terre<strong>no</strong>s”, Hugo Martoccia, en La Jornada, 27 de diciembre<br />
de 2005.