Sin tierras no hay Paraíso
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Santiago Bastos Amigo 203<br />
fue detenida Rocío More<strong>no</strong> -una de las lideresas- de forma totalmente irregular.<br />
Cuando se demostró que ella <strong>no</strong> había estado en los hechos denunciados<br />
y que debía dejársele en libertad, el juez dictó la orden de prisión contra diez<br />
comuneros -cinco de los 14 originalmente acusados, más otros cinco que <strong>no</strong> se<br />
encontraban en la denuncia original-. Un mes después, tres jóvenes comuneros<br />
también fueron detenidos y liberados de forma arbitraria (Hipólito, 2012).<br />
Los comuneros respondieron apelando a la legitimidad y legalidad de sus<br />
acciones en el marco de sus derechos agrarios –la parte positiva de la ley- y<br />
trataron de hacer público su caso apelando al apoyo de las redes de solidaridad<br />
que habían construido, y así evitar la impunidad con que More<strong>no</strong> Ibarra y las<br />
autoridades se mueven. Pero ni las numerosas presiones políticas y de opinión<br />
pública ni las inconsistencias jurídicas denunciadas por el Centro para la Justicia<br />
para la Paz y el Desarrollo (CEPAD) han evitado que estas diez personas<br />
tengan que vivir amparadas y perseguidas por defender los derechos que la<br />
ley agraria y la constitución les otorgan. Durante cuatro años han tenido que<br />
firmar todos los meses en el juzgado de Ocotlán y el juez <strong>no</strong> ha considerado las<br />
pruebas de descargo presentadas por los abogados, y ha ratificado la denuncia<br />
de forma totalmente irregular.<br />
Con este éxito, Guillermo More<strong>no</strong> Ibarra pareció dispuesto a mostrarse públicamente,<br />
“hablando” con el juez, llegando al Comisariado, y ampliando la<br />
intimidación física más allá de los límites de “su” terre<strong>no</strong>: desde finales de 2011<br />
se hizo acompañar de una guardia armada compuesta por mujeres de Mezcala,<br />
que entrenaban semanalmente en El Pandillo e intimidaban en las asambleas.<br />
Los comuneros han denunciado a este grupo y a la banda armada que “resguarda”<br />
El Pandillo como un caso de crimen organizado, en particular ante el<br />
Ministerio Público y la Secretaría de Defensa, sin obtener alguna respuesta. 30<br />
En las elecciones de agosto de 2014, los comuneros de la resistencia lograron<br />
retomar el control del Comisariado –por cuatro votos de diferencia-,<br />
aliándose con un sector desilusionado con More<strong>no</strong> Ibarra. Un mes más tarde,<br />
el Tribunal Agrario por fin emitió sentencia favorable a la Comunidad, conminando<br />
al invasor a desalojar el terre<strong>no</strong>. <strong>Sin</strong> embargo, poco duró la alegría. Al<br />
apelar, More<strong>no</strong> Ibarra logró que el Tribunal aceptara su calidad de comunero<br />
de Mezcala, a la que había accedido en 2012 a través del suegro de Crescencia<strong>no</strong><br />
Santana. Se abre así una nueva fase en el conflicto en que de nuevo se<br />
retuerce la ley como forma de buscar la acumulación: More<strong>no</strong> Ibarra accede a<br />
la calidad de comunero <strong>no</strong> para lo que sería su función -proteger el territoriosi<strong>no</strong><br />
para todo lo contrario.<br />
30 El grupo armado lleva “protegiendo” la finca desde que se dio la invasión, y ya han habido momentos de tensión como<br />
en febrero de 2008, cuando amenazaron a una marcha que subía en apoyo a los comuneros de Mezcala. El núcleo de<br />
este grupo está formado la familia de Crescencia<strong>no</strong> Santana. El grupo de mujeres “Las Águilas de El Pandillo” también<br />
se forma alrededor de las familiares de Crescencia<strong>no</strong> Santana, además de otras que aceptaron el trabajo por la remuneración<br />
que suponía.