Guía para la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas ... - IICA

Guía para la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas en el cultivo de maní
Para la implementación de un sistema de tipo, es necesario tomar en consideración el
cumplimiento de los siguientes aspectos:
a. Monitoreo de poblaciones
• Selección de puntos de muestreo a lo largo de todo el lote (20 sitios por manzana – 25 sitios
por hectárea en plantaciones pequeñas correspondientes a menos de 10mz/has, 4-6/mz/ha en
plantaciones de hasta 25mz/ha), haciendo monitoreo dirigidos en al menos 5 mz o has; o bien
más generalizados de acuerdo a las condiciones de la finca, la periodicidad de los monitoreo y
el objetivo previsto del muestreo.
• Marcación en zigzag de los puntos de muestreo.
• Realizar el muestreo de insectos plagas, contando lo individuos encontrados en el metro
lineal monitoreado.
• Si la parcela está dividida en lotes, hacer el monitoreo en forma separada en cada uno de los
lotes.
• En cada lote podrían monitorearse de 10 a 15 sitios (de un metro lineal cada uno).
b. Análisis de resultados
• Identificar las especies de plagas presentes en cada una de las plantas, el número de ellas en
cada metro lineal.
• Realizar cálculos (principalmente promedio de insectos por metro lineal) y su nivel de
impacto (comparar con el umbral de acción), para determinar el momento oportuno de
implementación de las acciones de manejo o control.
• Diagnosticar de acuerdo a la fenología del cultivo, si la población de plagas representa o no
un riesgo de daño, que conlleve a pérdidas económicas. Así como determinar el estado
biológico de la plaga (si esta está actuando como tal o se encuentra en una fase en la cual ya no
hace daño).
• Determinar el estado físico de las plantas afectadas y el número de ellas (para ver si la acción
a tomar será general o localizada).
c. Selección de la estrategia de control o manejo
• Tomar en cuenta los hábitos de alimentos del insecto para el cual se establecerán las
acciones de manejo.
• De acuerdo al tamaño de la población se determina si el tratamiento es de acción inmediata
para reducir poblaciones a niveles aceptables o bien si se puede administrar un tipo de
tratamiento (biológico) que permita una disminución paulatina de la población de fitófagos
(insectos plagas) sin que ello represente riesgo al cultivo, pero si menos riesgo al ambiente.
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