Guía para la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas ... - IICA

Guía para la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas en el cultivo de maní
Para garantizar la calidad del agua en las fincas, es recomendables poner atención en aspectos
importantes como:
a. Cercar o cubrir la fuente de agua para evitar el acceso de animales domésticos o silvestres.
b. Establecer sello sanitario en pozos y mantener limpia el área del mismo.
c. Evitar aguar ganado en el área del pozo o fuente de agua.
d. En el caso de pilas de almacenamiento o cosecha de agua utilizadas para la labor de riego,
deben ser lavadas de manera periódica tratando de evitar el crecimiento de mohos o lamas.
e. Clorinar el agua de consumo humano siempre, aplicando en los recipientes de
almacenamiento 1 gota de cloro por litro de agua.
f. Mantener bien cubierto los contenedores o envases en los cuales se mantiene el agua de
consumo humano (en el caso de mantenerse almacenada) para evitar que le caigan cuerpos
extraños.
g. Al momento de lavarse las manos o necesitar agua para lavar algún implemento, utilizar un
recipiente limpio para sustraer el agua de la pila.
h. Ubicar el baño de manera que el agua utilizada no se escurra a la pila, evitando su
contaminación.
i. No bañar niños, ni lavar trastes, utensilios u otros a la orilla de las pilas.
Se debe llevar registro de monitoreo de las fuentes de agua, por cada ciclo de producción. Este
debe reflejar fuentes de agua, fechas y resultados de análisis, riesgos potenciales de
contaminación etc. (Ver Anexo 4. Formato para el registro del control de fuentes de agua).
8.3.- Análisis realizados (químicos y microbiológicos)
La unidad productiva que aplique a Buenas Prácticas Agrícolas debe de realizar análisis
químicos y microbiológicos del agua de manera que asegure esta cumple con requerimientos
físicos, químicos y microbiológicos para ser considerada como óptima o potable, según su uso.
Si el agua no cumple con los requerimientos mínimos se tomarán a lo inmediato las acciones
correctivas necesarias que permitan disminuir los riesgos encontrados a niveles permisibles. En
consecuencia, cualquier tipo de contaminación, por mínima que sea, tiene un efecto negativo
sobre la salud de quienes entren en contacto con el producto en las siguientes etapas de
manejo.
Se debe efectuar por lo menos un análisis microbiológico dos veces al año (cada seis meses) y
el físico – químico al menos una vez al año, al agua de riego y consumo humano. Estos análisis
se deberán realizar en un laboratorio autorizados por el MAGFOR.
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