UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE ...
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5. DISCUSIÓN<br />
severas e incluso producir la muerte, pero no es suficiente para una rotura completa de<br />
la serosa, que produzca una perforación parcial del tubo intestinal. Joison afirma que en<br />
períodos prolongados de ausencia de riego, cuando las lesiones isquémicas se<br />
transforman en infarto agudo, se produce la necrosis generalizada con perforación<br />
intestinal y los primeros síntomas de peritonitis y sepsis.<br />
En algunas ocasiones la pared intestinal se toma por completo necrótica, aunque<br />
no se alcanza la perforación intestinal debido a que el animal fallece antes, debido a la<br />
gravedad de las lesiones isquémicas. En caso de supervivencia del animal, esto se<br />
traduciría en una necrosis lítica, que conduciría a la perforación y rotura de la pared<br />
intestinal. Este hecho es fácilmente observable en el caso de la mucosa, puesto que la<br />
necrosis requiere menos tiempo. En efecto, puede verificarse que a nivel intestinal, un<br />
suficiente tiempo de isquemia, produce en primer lugar necrosis de coagulación,<br />
seguida de necrosis lítica, sobre todo a nivel de la mucosa, aunque las lesiones de las<br />
capas musculares y serosa se producirían con mayor lentitud y aunque la viabilidad de<br />
la pared intestinal ya no sea posible, no se verifica la perforación por fallecimiento<br />
previo del animal.<br />
Dato característico, observado en los animales sometidos a isquemia,<br />
independientemente de la serie, es la mayor manifestación de las placas de Peyer como<br />
una protrusión en la serosa (Ortiz Lacorzana et al 68) observable a los pocos minutos de<br />
isquemia. Las placas aparecen como nódulos blanquecinos de pequeño tamaño y<br />
superficie granulosa, que se distribuyen a lo largo de todo el intestino delgado, muy<br />
posiblemente debido a un adelgazamiento de la pared. Pocos autores se hacen eco de<br />
esta mayor manifestación de los nódulos linfáticos del intestino. La presencia de una<br />
hipertrofia de los nódulos linfáticos intestinales pudiera ser una de las claves del<br />
aumento del infiltrado linfohistiocitario en tejidos isquémicos y la puesta en marcha de<br />
la respuesta inmunológica como consecuencia del shock isquémico. En ningún caso<br />
aumenta el número de placas de Peyer distribuidas por el intestino, lo que ocurre es un<br />
aumento del tamaño y un cambio de color, sin que se detecte éxtasis linfática<br />
secundaria.<br />
Aunque autores como Camporro y Van Ye et a¿<br />
232 afirman que el tratamiento<br />
con SOD, reduciría significativamente las alteraciones histológicas y ultraestructurales<br />
del tejido sometido a isquemia y posterior reperfúsión, disminuyendo las lesiones en la<br />
mucosa, en nuestro trabajo se observa una ligera reducción en el grado de<br />
desvitalización intestinal, aunque no significativa.<br />
5.4.3 Lesiones microscópicas.<br />
Intestino delgado<br />
En todas las especies animales, la reducción del flujo sanguíneo al intestino<br />
produce alteraciones características en el tejido intestinal, tanto más graves cuanto<br />
mayor es el tiempo de anoxia tisular. En nuestro trabajo observamos que, mientras que<br />
los animales con períodos breves de anoxia, sufrieron lesiones que afectaron a las capas<br />
internas de la pared intestinal, especialmente a la mucosa, con destrucción del epitelio y<br />
daño más o menos severo de la lámina propia (grados 1 y II), las series sometidas a<br />
mayor tiempo de IMA presentaban además una afectación importante de la submucosa.<br />
Si este tiempo se prolongaba por espacio de 2 horas, la destrucción del tejido afectaba a<br />
todas las capas, con desaparición completa de mucosa o submucosa y afectación muy<br />
severa de las capas musculares (grado IV), llegando incluso esta afectación a los plexos<br />
nerviosos del intestino con destrucción neuronal.<br />
Estas lesiones originarían un shock orgánico, con hemorragias masivas y<br />
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