el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
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«Vacío» o «Vacuidad» que es al mismo tiempo la perfección <strong>de</strong> la Sabiduría, todas <strong>las</strong><br />
virtu<strong>de</strong>s, incluyendo <strong>las</strong> virtu<strong>de</strong>s supremas d<strong>el</strong> Mahayana - la propia entrega, la<br />
moralidad, la paciencia, la fortaleza, la contemplación y la misma sabiduría -, existen en<br />
un estado absoluto, algo parecido a <strong>las</strong> i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Platón, formando una sola cosa e<br />
idéntica con <strong>el</strong> Absoluto (porque <strong>el</strong> «Vacío», siendo «privación» <strong>de</strong> todo lo r<strong>el</strong>ativo, es <strong>el</strong><br />
Absoluto). El «Vacío» budista, por lo tanto, se pue<strong>de</strong> comparar con nuestro propio Dios<br />
que contiene en sí mismo todas <strong>las</strong> perfecciones en un grado superlativo. En él no existe<br />
ni <strong>de</strong>fecto ni disminución; y esto, creo, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir con verdad d<strong>el</strong> Vacío d<strong>el</strong> Sutra d<strong>el</strong><br />
Loto, aunque no d<strong>el</strong> Mahayana en general.<br />
El Sutra d<strong>el</strong> Loto marca un punto <strong>de</strong>cisivo y crítico en <strong>el</strong> budismo. Buda ya no es un<br />
hombre sino <strong>el</strong> Señor que «existe por sí mismo»: es Dios. El nirvana, tal como lo<br />
entien<strong>de</strong> <strong>el</strong> Hinayana, ya no es <strong>el</strong> fin: <strong>el</strong> fin es ahora convertirse en <strong>el</strong> mismo Buda.<br />
También se han hecho ahora innumerables los Budas, como sus servidores los<br />
Bodhisattvas, y muchos <strong>de</strong> <strong>el</strong>los son conocidos por sus nombres. Todos estos fueron<br />
poco a poco <strong>de</strong>salojando al Buda histórico <strong>de</strong> la posición privilegiada y única que había<br />
disfrutado en un principio, y en <strong>el</strong> Sutra d<strong>el</strong> Loto hace su aparición milagrosa otro Buda,<br />
y es tan grandiosa la pompa con que se nos presenta, que realmente parece ser mucho<br />
mayor que <strong>el</strong> mismo Gautama.<br />
LA SECTA DE LA «TIERRA PURA»<br />
Sin embargo, un Buda puramente mítico iba a cautivar los corazones <strong>de</strong> millones <strong>de</strong><br />
personas en China y todavía más en <strong>el</strong> Japón. Se trata <strong>de</strong> Amitabha o Amitayush, «Luz<br />
Infinita» o «Vida Infinita». En <strong>el</strong> Japón se le conoce como Amida, y <strong>el</strong> culto que se le<br />
tributa se le llamó en occi<strong>de</strong>nte « amidismo». En <strong>el</strong> Mahayana, los diversos Budas a los<br />
que los mahayanistas dieron vida, se creía que presidían sobre «campos» <strong>de</strong> Buda, y<br />
Amida es <strong>el</strong> que presi<strong>de</strong> en <strong>el</strong> «Paraíso <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte». Hace millones <strong>de</strong> años que hizo<br />
<strong>el</strong> voto <strong>de</strong> no entrar en la Bu<strong>de</strong>idad que legítimamente le pertenecía gracias a los<br />
infinitos méritos que había acumulado en sus innumerables encarnaciones; este mérito<br />
lo transfería a los seres sensibles que todavía estaban atados a este mundo doloroso d<strong>el</strong><br />
espacio y <strong>el</strong> tiempo, los cuales podrían así entrar en su «Paraíso occi<strong>de</strong>ntal» conocido<br />
como la Tierra Pura.<br />
La fe en Amitabha o en Amida, para emplear su nombre japonés, era suficiente para<br />
conseguir la entrada en su paraíso, y esta fe se expresaba en la repetición <strong>de</strong> la fórmula<br />
Nama Amida Butsu, «Honor a Amida Buda». La repetición <strong>de</strong> la fórmula y <strong>el</strong> nombre,<br />
acompañada <strong>de</strong> la fe viva en Amida como salvador <strong>de</strong> la humanidad, era suficiente para<br />
alcanzar la admisión en su paraíso. No se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que los amidistas hayan puesto<br />
tanta insistencia en la fe y la reverencia d<strong>el</strong> nombre hasta llegar a excluir <strong>las</strong> buenas<br />
obras, pero sí que la fe en la omnipotencia y en la infinita misericordia <strong>de</strong> Amida inducía<br />
a sus <strong>de</strong>votos a consi<strong>de</strong>rarse como inválidas marionetas en <strong>las</strong> amorosas manos <strong>de</strong><br />
aquél. Si pecaban, era porque estaban imp<strong>el</strong>idos a <strong>el</strong>lo por <strong>las</strong> ma<strong>las</strong> obras que habían<br />
cometido, en sus vidas anteriores. Amida lo sabía perfectamente y lo perdonaría todo,<br />
porque quería la salvación <strong>de</strong> todos los hombres; quiere que todos puedan acompañarle<br />
en <strong>el</strong> disfrute <strong>de</strong> la perfecta f<strong>el</strong>icidad en la «Tierra Pura», don<strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecerán todas <strong>las</strong><br />
lágrimas. Amida sabe que la ley que inauguró Gautama está <strong>de</strong>cayendo y que los<br />
hombres se sienten más inclinados al pecado, Y así les ha hecho posible, simplemente<br />
por la repetición <strong>de</strong> su nombre, que puedan entrar en los goces <strong>de</strong> su paraíso.<br />
Originariamente, la «Tierra Pura» <strong>de</strong> Amida se consi<strong>de</strong>ró solamente como, un jalón en<br />
<strong>el</strong> camina hacia <strong>el</strong> nirvana, pero cuando <strong>el</strong> culto se <strong>de</strong>sarrolló en su plenitud en <strong>el</strong> Japón<br />
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