el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
permanecía, en la eternidad, <strong>de</strong>bía trascen<strong>de</strong>r todos los contrarios, incluyendo <strong>el</strong> bien y<br />
<strong>el</strong> mal: superaba lo que los chinos llamaba Chih, la «sabiduría» que distingue entre <strong>el</strong><br />
bien y <strong>el</strong> mal; porque estando fuera d<strong>el</strong> tiempo no pue<strong>de</strong> actuar y, por lo tanto, no pue<strong>de</strong><br />
pecar. El Sutra d<strong>el</strong> Loto, sin embargo, insistía en que <strong>el</strong> peor <strong>de</strong> los pecados todavía<br />
podía encontrarse en él - <strong>el</strong> orgullo espiritual - la pretensión <strong>de</strong> que <strong>el</strong> «yo trascen<strong>de</strong>nte»<br />
por sí solo pudiese alcanzar <strong>el</strong> fin superior.<br />
La experiencia nos enseña, como nos ha hecho ver Martin Buber, que <strong>el</strong> alma d<strong>el</strong><br />
hombre, una vez ha caído en la cuenta <strong>de</strong> su «fundamento» inmortal, piensa y está<br />
inclinada a pensar que ha alcanzado <strong>el</strong> mismo «fundamento» <strong>de</strong> la divinidad.<br />
Dios, por lo tanto, tenía que hacerse hombre, tanto para <strong>de</strong>mostrarle al hombre su<br />
verda<strong>de</strong>ra naturaleza, que es un amor <strong>de</strong> entrega que no vacila en dar la vida por sus<br />
amigos, como para mostrarle que <strong>el</strong> mismo «yo trascen<strong>de</strong>nte» <strong>de</strong>be ser crucificado, e inmolado<br />
junto con <strong>el</strong> yo empírico, necesidad que fue evi<strong>de</strong>nte para la mentalidad india.<br />
Debe ser crucificado para que <strong>el</strong> orgullo espiritual <strong>de</strong> la autosuficiencia se <strong>de</strong>struya <strong>de</strong><br />
una vez para siempre, y para que así pueda subir al ci<strong>el</strong>o para unirse para siempre con<br />
<strong>el</strong> Padre en <strong>el</strong> amor que es <strong>el</strong> Espíritu Santo a través <strong>de</strong> la autoinmolación d<strong>el</strong> Verbo<br />
encarnado, su ejemplar más perfecto,.<br />
La misión <strong>de</strong> Cristo fue la <strong>de</strong> reunir todas <strong>las</strong> cosas que habían sido separadas por <strong>el</strong><br />
pecado. Ante todo <strong>de</strong>bía hacer que <strong>el</strong> ser humano fuera él mismo, porque solamente así<br />
podía ofrecerse <strong>de</strong> nuevo al Padre con la misma perfección con la que había sido<br />
creado. Cristo, <strong>el</strong> segundo Adán, fue crucificado para que <strong>el</strong> primer Adán, viviendo en<br />
sus hijos como su «yo trascen<strong>de</strong>nte», pudiera ser crucificado con él, muriese al orgullo y<br />
resucitase en la perfecta caridad. La Eva interior - <strong>el</strong> alma «empírica» - <strong>de</strong>bía también<br />
reintegrarse con su consorte redimido, <strong>el</strong> yo trascen<strong>de</strong>nte, y a través <strong>de</strong> él en Cristo y en<br />
Dios. Se le dio la vu<strong>el</strong>ta, por tanto, a la doctrina original <strong>de</strong> Buda, todavía más que a la<br />
d<strong>el</strong> Sutra d<strong>el</strong> Loto; porque <strong>el</strong> Buda vino para libertar <strong>el</strong> espíritu <strong>de</strong> <strong>las</strong> ataduras <strong>de</strong> la<br />
materia, Cristo en cambio vino para santificar al hombre y a través d<strong>el</strong> hombre a todo <strong>el</strong><br />
mundo material.<br />
El abismo entre lo espiritual y lo material producido por <strong>el</strong> pecado original que no le<br />
<strong>de</strong>jaba al hombre otra alternativa que concentrarse sobre lo espiritual, como<br />
perfectamente vio Buda, iba a ser superado, y la materia fue puesta al servicio d<strong>el</strong><br />
espíritu <strong>de</strong> tal manera que se pudiese restaurar la armonía d<strong>el</strong> universo, que los chinos,<br />
más que todos los otros, presintieron <strong>de</strong> un modo tan admirable, y pudiese restaurarse a<br />
un niv<strong>el</strong> superior parque se tenía que realizar en un plano moralmente responsable en <strong>el</strong><br />
que <strong>las</strong> virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la bondad, <strong>de</strong> la rectitud, d<strong>el</strong> <strong>de</strong>coro y la sabiduría pudiesen florecer<br />
en la luz d<strong>el</strong> Espíritu Santo, <strong>el</strong> «Señor y Dador <strong>de</strong> la vida», que a la vez es amor.<br />
Cristo no vino a <strong>de</strong>struir sino a dar cumplimiento a todas <strong>las</strong> concepciones, <strong>de</strong> la<br />
naturaleza <strong>de</strong> la verdad divina que Dios había <strong>de</strong>rramado a través d<strong>el</strong> mundo para guiar<br />
a los hombres en su retorno hacia Él, fuera <strong>de</strong> este «valle <strong>de</strong> lágrimas». Y en estos<br />
últimos tiempos, para contrarrestar quizá la reacción monista <strong>de</strong> Vivekananda y <strong>de</strong> los<br />
otros <strong>de</strong> la India que proclamaban su i<strong>de</strong>ntidad con <strong>el</strong> Absoluto, envió Dios a Mahatma<br />
Gandhi para recordar a los hindúes que Dios no solamente es Ser, Logos, F<strong>el</strong>icidad, sino<br />
también «verdad y amor», «ética y moralidad», y, finalmente, aunque no en último lugar,<br />
«conciencia».<br />
O testimonium animae naturalíter christianae! Parece verdad que <strong>las</strong> aspiraciones<br />
más <strong>el</strong>evadas d<strong>el</strong> hombre, tanto en <strong>las</strong> r<strong>el</strong>igiones d<strong>el</strong> lejano <strong>oriente</strong> estén dirigidas hacia<br />
la encarnación d<strong>el</strong> Dios justo y amante. Y <strong>el</strong> lamentable hecho <strong>de</strong> que estos hombres <strong>de</strong><br />
Asia no se hayan acercado a Él con todo su corazón se <strong>de</strong>be al hecho igualmente<br />
lamentable <strong>de</strong> que han oído muy poco sobre Él; lo que se les ha presentado, parece a<br />
veces, una grotesca caricatura.<br />
84