el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Diciendo esto, uno <strong>de</strong> sus ejecutores le golpeó con tanta fuerza, que le partió la<br />
frente; y cuando pendía mutilado y sangrando en su cruz, gritó: « ¡Al extático le basta<br />
aislar al Uno!», significando que, aun en la cruz, Dios tenía la posesión exclusiva <strong>de</strong> su<br />
alma, <strong>de</strong> tal manera que ya no podrían ser separados jamás. Presenciando su muerte,<br />
dice la tradición, ochenta <strong>de</strong> los principales magistrados <strong>de</strong> Bagdad firmaron una<br />
<strong>de</strong>claración d<strong>el</strong> siguiente tenor: «Su muerte era necesaria para la paz d<strong>el</strong> Islam: su<br />
sangre caiga sobre nuestras cabezas.»<br />
La misteriosa semejanza entre la pasión d<strong>el</strong> AlHallaj y la <strong>de</strong> Jesús no nos tiene que<br />
cegar ante sus diferencias. El sacrificio <strong>de</strong> Cristo cumplía la ley <strong>de</strong> judíos <strong>de</strong> un modo<br />
que los judíos no podían compren<strong>de</strong>r: tenía que restaurar <strong>el</strong> abismo que existía entre su<br />
nación y todas <strong>las</strong> otras naciones d<strong>el</strong> mundo por una parte, y con Dios por otra, abismo<br />
que había abierto <strong>el</strong> pecado <strong>de</strong> Adán. Al-Hallaj, por <strong>el</strong> contrario, aceptaba la ley d<strong>el</strong> Islam<br />
como válida para <strong>el</strong> pueblo, y <strong>el</strong> pueblo tenía razón en crucificarle, porque él se había<br />
burlado <strong>de</strong> la ley. Sin embargo, él hubiera sido <strong>de</strong>sleal con los <strong>de</strong>signios que Dios le<br />
había otorgado, con la transformación <strong>de</strong> su naturaleza humana en algo divino que Dios<br />
había operado en él, si hubiera pretendido que esa «<strong>de</strong>ificación» no se había realizado<br />
en él.<br />
Su muerte, <strong>de</strong> hecho, no resolvió nada; porque, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un momento <strong>de</strong> calma en<br />
que los sufíes temieron mostrarse públicamente, <strong>el</strong> sufismo continuó avanzando hasta<br />
que recibió la bendición d<strong>el</strong> gran teólogo, Algac<strong>el</strong>, que pretendió construir una gran<br />
síntesis entre <strong>el</strong> Islam más ortodoxo y <strong>las</strong> formas más avanzadas d<strong>el</strong> sufismo. No<br />
tenemos tiempo para analizar cómo intentó realizar este trabajo imposible, pero a la<br />
larga fracasó. Nunca se superó, la tensión entre la ortodoxia y los sufíes. Hubo períodos<br />
<strong>de</strong> tregua y períodos <strong>de</strong> abierta hostilidad, pero <strong>el</strong> antagonismo fundamental entre una<br />
r<strong>el</strong>igión que veía un abismo insoslayable entre <strong>el</strong> Creador y la criatura y la r<strong>el</strong>igión que<br />
proclama que era posible en nuestra mundo actual la más íntima unión entre Dios y <strong>el</strong><br />
alma, nunca se pudo reconciliar plenamente.<br />
En <strong>el</strong> correr <strong>de</strong> los siglos, <strong>el</strong> sufismo conoció un <strong>de</strong>sarrollo parecido al d<strong>el</strong> monacato<br />
en la Europa oriental: se fundaron ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> sufíes con sus casas esparcidas a través<br />
<strong>de</strong> todo <strong>el</strong> mundo musulmán, y <strong>el</strong>los fueron los que, hasta <strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> siglo XX, a<br />
pesar <strong>de</strong> todos los abusos y <strong>de</strong> todo charlatanismo, fueron <strong>el</strong> alimento espiritual <strong>de</strong> los<br />
pueblos musulmanes. Hoy que <strong>las</strong> ór<strong>de</strong>nes sufíes están <strong>de</strong>clinando, y ante los escasos<br />
frutos obtenidos por los intentos hechos en <strong>el</strong> siglo pasado para mo<strong>de</strong>rnizar <strong>el</strong> Islam,<br />
éste se encuentra en una encrucijada sin saber qué camino tomar.<br />
LA IGLESIA CATOLICA<br />
Oh testímonium animae naturaliter christianae!, «¡Oh testimonio d<strong>el</strong> alma<br />
naturalmente cristiana!» Esto escribía Tertuliano, y Newman aña<strong>de</strong>, con mayor amplitud:<br />
Ahora bien, <strong>el</strong> fenómeno, admitido por todos, es éste, que una gran parte <strong>de</strong> lo que<br />
ordinariamente se consi<strong>de</strong>ra como verdad cristiana, se pue<strong>de</strong> encontrar en sus<br />
rudimentos o en sus partes separadas, en <strong>las</strong> filosofías y en <strong>las</strong> r<strong>el</strong>igiones paganas... Mr.<br />
Milman saca <strong>de</strong> ahí esta conclusión: «Todo esto se encuentra en <strong>el</strong> paganismo; por<br />
tanto, no es cristiano», nosotros, por <strong>el</strong> contrario, preferimos <strong>de</strong>cir: «Todo esto está en <strong>el</strong><br />
<strong>cristianismo</strong>; por tanto, no es pagano.» Es <strong>de</strong>cir, preferimos afirmar, y creemos que <strong>las</strong><br />
Escrituras nos llevan a esta afirmación, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> principio <strong>el</strong> Rector Moral d<strong>el</strong> mundo<br />
<strong>de</strong>rramó <strong>las</strong> semil<strong>las</strong> <strong>de</strong> la verdad en toda su extensión; que estas semil<strong>las</strong> arraigaron <strong>de</strong><br />
diversos modos, y crecieron como en la s<strong>el</strong>va, plantas s<strong>el</strong>váticas ciertamente, pero vivas.<br />
73