el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
el cristianismo y las grandes religiones de oriente - FUNDACIÓN ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
grupo, <strong>el</strong> «Todo», que la muerte individual se consi<strong>de</strong>raba como una mera<br />
transformación en la que la vida individual se fundía sin miedo ni dolor ni recriminación<br />
en la vida d<strong>el</strong> todo d<strong>el</strong> que se había separado por un instante. Los verda<strong>de</strong>ros hombres<br />
<strong>de</strong> la antigüedad nada sabían d<strong>el</strong> amor a la vida o d<strong>el</strong> temor a la muerte. El entrar en la<br />
vida no les causaba gozo alguno; <strong>el</strong> salir <strong>de</strong> <strong>el</strong>la no <strong>de</strong>spertaba ninguna resistencia.<br />
Vinieron y se fueron con toda compostura. No olvidaban lo que había sido su principio, ni<br />
preguntaban cuál sería su fin. Aceptaban su vida y la gozaban; olvidaban todo temor <strong>de</strong><br />
la muerte y volvían a su estado antes <strong>de</strong> la vida. Y así había en <strong>el</strong>los lo que se ha<br />
llamado la ausencia <strong>de</strong> toda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> resistir al Tao, y <strong>de</strong> todo intento <strong>de</strong> ayudar a lo<br />
divino con medios puramente humanos. Así eran los llamados hombres verda<strong>de</strong>ros<br />
Pero, en <strong>de</strong>terminado estadio d<strong>el</strong> proceso <strong>de</strong> evolución, Dios «le inspiró en <strong>el</strong> rostro<br />
aliento <strong>de</strong> vida, y fue así <strong>el</strong> hombre ser animado» (Gen 2, 7); se hizo una persona<br />
individual, consciente <strong>de</strong> su medio ambiente, y sin duda ninguna consciente todavía <strong>de</strong><br />
su misteriosa unión con todas <strong>las</strong> cosas naturales, pero consciente también <strong>de</strong> la<br />
presencia d<strong>el</strong> Dios vivo que paseaba con él en <strong>el</strong> paraíso, Dios la única realidad, cuyo<br />
ser está reflejado <strong>de</strong> una manera eminente en su «imagen», <strong>el</strong> hombre, aunque en un<br />
grado menor también se encuentra en todas <strong>las</strong> otras cosas creadas. Éste era <strong>el</strong> estado<br />
<strong>de</strong> la sociedad que constituía <strong>el</strong> i<strong>de</strong>al para <strong>el</strong> neoconfucianismo, i<strong>de</strong>al que intentaba, con<br />
poco éxito, reproducir en la tierra. Cada una <strong>de</strong> <strong>las</strong> criaturas que surgieron <strong>de</strong> <strong>las</strong> manos<br />
<strong>de</strong> Dios era perfecta en sí misma, un «último supremo» <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su propia c<strong>las</strong>e, reflejo<br />
d<strong>el</strong> «última supremo» que es Dios.<br />
Des<strong>de</strong> <strong>el</strong> principio hasta <strong>el</strong> fin, <strong>el</strong> Logos, la única realidad, es Uno, pero hay millones<br />
<strong>de</strong> seres que participan <strong>de</strong> él para po<strong>de</strong>r tener esencia. Cada uno <strong>de</strong> los seres<br />
particulares forma un «supremo último» en sí mismo. ¿Está, por lo tanto, dividido <strong>el</strong><br />
«Supremo último»? La respuesta es: <strong>el</strong> Supremo último es Uno, pero cada uno <strong>de</strong> los<br />
seres participa <strong>de</strong> él, <strong>de</strong> tal modo que cada uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los forma un «supremo último» (por<br />
sí mismo). Es exactamente igual que la luna, que es una, pero se refleja en muchos ríos<br />
y lagos y se pue<strong>de</strong> ver en todas partes.<br />
Así fue <strong>el</strong> jardín d<strong>el</strong> Edén antes d<strong>el</strong> pecado <strong>de</strong> Adán. No solamente existía la, armonía<br />
y la comunión entre todas <strong>las</strong> cosas creadas, y la armonía entre Dios y <strong>el</strong> hombre: existía<br />
también la armonía y la completa integración <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> faculta<strong>de</strong>s que existen <strong>de</strong>ntro<br />
d<strong>el</strong> hombre. Siendo «la imagen <strong>de</strong> Dios», su «yo trascen<strong>de</strong>nte» se volvía siempre hacia<br />
Dios y, alimentándose a sí mismo con <strong>el</strong> Espíritu divino, respiraba en <strong>el</strong> amor <strong>de</strong> Dios y<br />
lo transmitía al alma inferior o al ego, y esta alma inferior cuya acción es <strong>el</strong> pensar, <strong>el</strong><br />
<strong>de</strong>cidir y <strong>el</strong> actuar, pensaba, <strong>de</strong>cidía y actuaba en perfecta unión y armonía con <strong>el</strong> yo<br />
superior, la imagen <strong>de</strong> Dios, y por lo tanto con <strong>el</strong> mismo Dios.<br />
El pecado trastornó, catastróficamente esta situación. La serpiente tentó a Eva, y ésta<br />
cayó; Eva tentó a Adán, y también él cayó. Como la mayoría <strong>de</strong> los mitos genuinamente<br />
r<strong>el</strong>igiosos, <strong>el</strong> mito <strong>de</strong> la caída se pue<strong>de</strong> interpretar a diversos niv<strong>el</strong>es. Consi<strong>de</strong>rada a la<br />
luz <strong>de</strong> <strong>las</strong> r<strong>el</strong>igiones orientales, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que Eva representa <strong>el</strong> alma inferior,<br />
porque a <strong>el</strong>la le pertenece <strong>el</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> reflexión y <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión; <strong>el</strong>la es la que «vio que <strong>el</strong><br />
árbol era bueno para comer, y hermoso a la vista y <strong>de</strong>seable para alcanzar por él<br />
sabiduría, y cogió <strong>de</strong>. su fruto y comió, y dio también <strong>de</strong> él a su marido, que también con<br />
<strong>el</strong>la comió» El alma inferior, fue tentada a proce<strong>de</strong>r in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> Dios, cayó y<br />
comió d<strong>el</strong> dulce fruto que pensó le daría la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>el</strong> po<strong>de</strong>r; y <strong>el</strong>la fue la que<br />
tentó a su señor, <strong>el</strong> «yo trascen<strong>de</strong>nte», que también lo comió, <strong>de</strong> una manera distraída,<br />
parece, y sin conocer lo que hacía, puesto que <strong>el</strong> texto no nos dice nada fuera d<strong>el</strong> simple<br />
hecho <strong>de</strong> que «lo comió».<br />
La caída, por lo tanto, significa primariamente la ruptura d<strong>el</strong> lazo directo entre Dios y<br />
<strong>el</strong> hombre, estando representado «<strong>el</strong> hombre» <strong>de</strong> una manera conjunta por Adán y Eva,<br />
79