Untitled - Defensor del Pueblo
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ciento seis<br />
Derechos Humanos y Asamblea Constituyente, tomar el cielo por asalto<br />
Culturas societales y ciudadanía<br />
Kymlicka señala que un Estado multinacional verdadero está caracterizado por<br />
distintas culturas societales. Una cultura societal es aquella que “proporciona a sus<br />
miembros unas formas de vida significativas a través de todo el abanico de<br />
actividades humanas, incluyendo la vida social, educativa, religiosa, recreativa<br />
y económica, abarcando las esferas pública y privada. Estas culturas tienden<br />
a concentrarse territorialmente y se basan en una lengua compartida” (Kymlicka,<br />
1996:12). Se denominan de esa manera “para resaltar que no sólo comprenden<br />
memorias o valores compartidos, sino también instituciones y prácticas<br />
comunes” (Kymlicka, 1996:12). Entonces, se puede afirmar que la cultura<br />
aymara es una cultura societal.<br />
La idea de cultura societal surge en la relación de las distintas culturas de un<br />
país con la cultura dominante, en una sociedad occidental; “dadas las presiones<br />
a favor de la creación de una única cultura común en cada país, para que una<br />
cultura sobreviva y se desarrolle en el mundo moderno debe ser una cultura<br />
societal” (Kymlicka, 1996:150). La importancia de dicho concepto radica en<br />
que la adecuada gestión de las culturas societales, por medio de la ciudadanía<br />
diferenciada, será indispensable para lograr un sentido de pertenencia real, que<br />
como se vio anteriormente es un elemento central de la ciudadanía sustancial:<br />
“la pertenencia cultural nos proporciona un contexto de elección inteligible<br />
y nos asegura un sentimiento de identidad y pertenencia” (Kymlicka, 1996:150);<br />
en este caso la pertenencia llevada a derecho supone una responsabilidad no<br />
ya con la ley positiva sino con la sociedad y con la cultura, relación que en<br />
ausencia de una noción de derecho diferenciado, estaría ausente.<br />
Asegurar la voz de las minorías<br />
Hasta el momento se ha hecho referencia a las distintas tensiones existentes<br />
entre la idea tradicional occidental de la ciudadanía y las nuevas propuestas<br />
para gestionarla. En síntesis, se puede afirmar que, para fomentar una ciudadanía<br />
plena, el Estado debe reflejar lo que ocurre en la sociedad. En el caso de