Untitled - Defensor del Pueblo

cincuenta y ocho
Derechos Humanos y Asamblea Constituyente, tomar el cielo por asalto
El campo de disputa y la (re)invención de la política
(Constitución y gestión del conflicto)
Considerar a la democracia como el espacio de la disputa, el espacio de la
querella, como lo señala Ranciere, supone el gestionar lo político, el polémos,
el conflicto y el antagonismo desde la política, entendida ésta como la
reinvención de la gestión de conflicto, la reinvención del vocabulario mismo
de la política. La democracia permitiría una visibilidad de la disputa, de la
querella.
El conflicto social o la lucha social, en este sentido, pasan a ser altamente
creativos pues es en esta suspensión del régimen de verdad que las diferencias
se explicitan, se hacen presentes y a la vez la posibilidad de reinvención
también, con la posibilidad de crear algo nuevo ante el conflicto que también
es nuevo y que no puede ser solucionado con viejas fórmulas. Ante la crisis
y ruptura emerge la necesidad de construcción de puentes entre las tradiciones,
desde la noción de una cultura cooperativa que gestione la construcción
hegemónica discursiva, sin descuidar el espacio de indeterminación propio
de la democracia, pues es desde éste que se hace posible la reinvención política,
en busca de la construcción de una dinámica intersubjetiva de construcción
de un eje discursivo hegemónico, que legitime tanto a la estructura jurídica,
institucional y que posibilite el flujo económico de la base material estatal.
Tanto la posición liberal institucionalista como la posición comunitarista
descuidan el pólemos (el conflicto), el antagonismo al que se deben como
construcción de su identidad, es decir que la construcción, tanto de la identidad
liberal institucionalista como de la comunitarista poseen un exterior que la
constituye, una identidad sustentada en la negación del antagónico, razón por
la cual se descuida el pólemos, que es la posibilidad de aprehender la especificidad
de la política. Es decir los liberales se oponen a los comunitaristas y estos últimos
a los primeros, generando un maniqueísmo irreconciliable, cuando la política
supone la gestión sin la negación del conflicto, entonces es necesario crear un
puente entre ambas tradiciones, reinventando un punto intermedio, no como
síntesis sino como puente que respete el antagonismo que lo hará posible.
10 Filósofo francés, considerado uno de los exponentes más claros de la democracia radical.