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Untitled - Defensor del Pueblo

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crean otros terrenos, otros territorios, nunca están aquí o allá. Las fichas <strong>del</strong><br />

go deconstruyen el territorio, deconstruyen la identidad.<br />

En un sentido de saberes y de derechos, se trata de cambiar de escenario,<br />

de territorio, de percepción de la piel. Se trata de exteriores de significancia,<br />

por ejemplo, observar al derecho en sus límites menos jurídicos, allí donde se<br />

vuelve violencia, donde no es justificable, y si lo es, es en virtud de su doctrina<br />

que no es exterior, que no es vivencia. Por ejemplo, observar al derecho civil<br />

desde la doctrina y los saberes que los sostienen y observar un desapoderamiento<br />

con uso de la fuerza, con la presencia de policías que dejan las pertenencias<br />

de una familia en la calle. Es decir, cambiar de territorio para deconstruir.<br />

En ambos casos, en el ejemplo <strong>del</strong> juego de jenga, o en el de go, hay dos<br />

estrategias de deconstrucción, de revelar que detrás de un determinado saber<br />

se esconde una violencia, ya sea internamente o externamente.<br />

Se considera al francés Jacques Derrida el filósofo más importante de la<br />

deconstrucción, éste se refirió al Derecho en algunas conferencias señalando que<br />

el Derecho “es siempre una fuerza autorizada, una fuerza que se justifica o que<br />

está justificada al aplicarse (...) No hay derecho sin fuerza” (Derrida, 1997 Fuerza<br />

de Ley: 14). Esa fuerza es la que se encuentra inmanente en el Derecho y en la<br />

Justicia que se convierte en ley, en coerción legal y es siempre una fuerza realizadora.<br />

No hay aplicación de la ley sin fuerza, “sea ésta directa o no, física o simbólica,<br />

exterior o interior, brutal o sutilmente discursiva -o incluso hermenéutica-, coercitiva<br />

o regulativa, etc” (Derrida, 1997 Fuerza de Ley: 16-17). El Derecho encierra en<br />

si, ontológicamente, la fuerza, la coerción y la violencia.<br />

No hay derecho sin ese esbozo de fuerza que sostiene la estructura jurídica,<br />

la fuerza física, la fuerza moral, la fuerza de cualquier clase. ¿Qué pretende esa<br />

fuerza?, ordenar, el orden es una pretensión de fuerza, pues la naturaleza<br />

cotidiana es transformada por el hombre mediante la fuerza hacia el orden.<br />

El orden de las cosas es un ejercicio de violencia simbólica en la que prevalece<br />

el orden estructurando generalmente jerarquías.<br />

Una posibilidad abierta de deconstrucción de ese orden se puede observar<br />

en la Asamblea Constituyente, pues se desplaza la autoridad <strong>del</strong> derecho a otro<br />

escenario, al escenario de una fuerza superior (el momento constituyente), de<br />

un momento político que puede quitar al derecho de su autoridad (su palabra<br />

y los saberes que lo rodean y validan), que desplaza ya sea el escenario o ya<br />

veinte y nueve

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