Untitled - Defensor del Pueblo

como contrato (...), la división de poderes (...), las garantías de los derechos
fundamentales (...), etc. Todo esto se incorpora en una democracia ciudadana
constituida por el principio del pluralismo” (Häberle, 2003:2). Todos estos
elementos sustanciales deben expresarse en la Cultura, lo cual nos llevaría a
un derecho cultural, con una necesidad mínima de coerción.
De una manera similar el garantista italiano Luigi Ferrajoli coloca en centro
del debate a la sustancialidad del derecho a los Derechos Fundamentales y su
relación con la democracia.
Ferrajoli distingue dos dimensiones de la democracia: la dimensión formal
y la dimensión sustancial, este autor sitúa a los Derechos Fundamentales en la
esfera sustancial de la democracia. Derechos Fundamentales por ser necesidades
sustanciales para una convivencia pacífica, una característica del Estado de
Derecho y la Democracia Constitucional. La calidad de sustancial hace que en
este tipo de derechos lo importante, más allá de la forma y la coerción, sea el
contenido, el significado, la sustancia de los Derechos Fundamentales, que van
contra la regla de la mayoría, que es la noción habitual que se tiene de una de
las teorías de la democracia liberal, una mayoría no podrá determinar si un
individuo es o no libre o culpable, la sustancia de un derecho hace que prevalezca
incluso sobre la voluntad popular.
Entonces al hablar de Derechos Fundamentales se observa que están sobre las mayorías
y sobre el Estado mismo y en algunos casos en su contra; la tutela y la defensa de los Derechos
Fundamentales son la causa de ese tan mencionado Pacto Social, la ausencia de estos derechos
haría prevalecer el abuso del poder, y como lo entiende Ferrajoli estos derechos son la ley del
más débil: “podemos llamar a este Derecho sobre el Derecho, modelo, sistema o paradigma
garantista en oposición de aquel paleopositivismo del Estado liberal preconstitucional”
(Ferrajoli, 2001:261).
Ferrajoli señala un cambio de la dimensión de la democracia a una democracia
desde la constitución, una democracia como dimensión material de la democracia
sustancial que se refiere a lo que no puede ser decidido y a lo que debe ser
decidido por toda mayoría, estando ésta subordinada a los estatutos escritos
15 Para una gran parte de los autores herederos de la modernidad, en los cuales se encuentra Haberlë, las sociedades plurales son
aquellas “donde priman las circunstancias de justicia, donde no existe ni una extrema escasez ni una abundancia de bienes;
donde las personas son mas o menos iguales entre si (en cuanto a sus capacidades físicas y mentales) y, también vulnerables
frente a las agresiones de los demás” (Gargarella, 1999:35), es en todo caso un pluralismo bastante restringido.
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