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cuaderno de actividades filosofia 2 - Sitio del grupo Web

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FILOSOFÍA II<br />

siervos <strong>de</strong> la gleba, y está dirigida por un padre y una madre experimentados y maduros; a<br />

cada trescientas familias se les señala un Filarca.<br />

Después <strong>de</strong> permanecer en el campo dos años, veinte miembros <strong>de</strong> cada familia regresan<br />

anualmente a la ciudad y son sustituidos por otros tantos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> ésta, con el fin <strong>de</strong><br />

que se les adiestre en las faenas agrícolas por quienes, habiéndolas ejercido durante un<br />

año, las conocen mejor. Los así instruidos tienen que preparar a su vez a otros durante el<br />

año siguiente, pues si todos fuesen igualmente novatos e ignorantes <strong>de</strong> la agricultura su<br />

inexperencia redundaría en perjuicio <strong>de</strong> las cosechas. Si bien esta práctica <strong>de</strong> renovar a los<br />

agricultores se lleva a cabo todos los años para no obligar a nadie a permanecer por más<br />

tiempo y contra su voluntad en trabajo tan duro, son muchos los que, apasionados por las<br />

faenas agrícolas, solicitan prolongar su estancia.<br />

Siembran solamente trigo, beben vino, sidra o perada y algunas veces agua pura cocida, por<br />

lo común, con miel o regaliz <strong>de</strong>l que tienen gran abundancia. Aunque saben <strong>de</strong> sobra y con<br />

gran exactitud los víveres que consumen la ciudad y sus aledaños, siembran más <strong>de</strong> la<br />

cuenta y crían ganado en cantidad mayor <strong>de</strong> la necesaria para repartir el sobrante entre las<br />

ciuda<strong>de</strong>s limítrofes. Cuando necesitan algo que la tierra no les proporciona, pi<strong>de</strong>n a la<br />

ciudad las herramientas y las obtienen fácilmente <strong>de</strong> los magistrados urbanos sin dar nada<br />

en cambio.<br />

Por todo esto, cuando traigo a mi memoria la imagen <strong>de</strong> tantas naciones hoy florecientes,<br />

no puedo consi<strong>de</strong>rarlas --y que Dios me perdone-- sino como un conglomerado <strong>de</strong> gentes<br />

ricas que a la sombra y en nombre <strong>de</strong> la República, sólo se ocupan <strong>de</strong> su propio bienestar,<br />

discurriendo toda clase <strong>de</strong> procedimientos y argucias, tanto para seguir, sin temor a<br />

per<strong>de</strong>rlo, en posesión <strong>de</strong> lo que adquirieron por malas artes, como para beneficiarse, al<br />

menor costo posible, <strong>de</strong>l trabajo y esfuerzo <strong>de</strong> los pobres y abusar <strong>de</strong> ellos. Y así que<br />

consiguen que sus maquinaciones se man<strong>de</strong>n observar en nombre <strong>de</strong> todos y, por tanto, en<br />

el <strong>de</strong> los pobres también, ya las ven convertidas en leyes.<br />

Mas así y todo esos hombres perversos que arrastrados por insaciable codicia se han<br />

repartido entre sí lo que hubiera bastado para la comunidad, ¿cuán lejos no se hallan <strong>de</strong> la<br />

felicidad que reina en la República Utópica, don<strong>de</strong> por no existir ni el uso <strong>de</strong>l dinero ni la<br />

ambición <strong>de</strong> poseerlo; se han evitado inumerables pesadumbres y arrancado <strong>de</strong> cuajo la<br />

simiente <strong>de</strong> tantos crímenes? ¿Pues quién ignora que el engaño, los robos, las rapiñas, las<br />

disputas, los motines, los insultos, las sediciones, los asesinatos, las traiciones, los<br />

envenenamientos, cosas todas que pue<strong>de</strong>n castigarse con suplicios, pero no evitarse, se<br />

extinguirían evi<strong>de</strong>ntemente con la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l dinero, y que <strong>de</strong> igual modo se<br />

<strong>de</strong>svanecerían el miedo, las inquietu<strong>de</strong>s, los trabajos y los <strong>de</strong>svelos? La pobreza misma,<br />

que para muchos radica en la falta <strong>de</strong> dinero, <strong>de</strong>crecería, si éste no existiese.<br />

Al terminar Rafael su relato, asaltáronme no pocas reflexiones acerca <strong>de</strong> lo absurdo que<br />

me habían parecido muchas costumbres y leyes <strong>de</strong> aquel pueblo, tales como su modo <strong>de</strong><br />

guerrear, <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar las cosas divinas, la religión y otras instituciones, y, sobre todo, lo<br />

que es fundamento <strong>de</strong> ésta, la vida y el sustento en común, sin ninguna intervención <strong>de</strong>l<br />

dinero, cuya falta <strong>de</strong>struye <strong>de</strong> raíz la nobleza, la magnificencia, el esplendor y la majestad<br />

que, según la verda<strong>de</strong>ra y pública opinión, son <strong>de</strong>coro y adorno <strong>de</strong> un Estado.<br />

CUADERNO DE ACTIVIDADES DE CONSOLIDACIÓN Y RETROALIMENTACIÓN<br />

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