cuaderno de actividades filosofia 2 - Sitio del grupo Web
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FILOSOFÍA II<br />
Si se da por válido este razonamiento, la cuestión queda <strong>de</strong>splazada al terreno <strong>de</strong> los<br />
hechos y el único punto a discutir es si los españoles son o no superiores a los indios. La<br />
superioridad <strong>de</strong> los españoles la prueba largamente con las virtu<strong>de</strong>s y hazañas que les<br />
reconoce la historia y son patentes al presente; la inferioridad <strong>de</strong> los indios, con una<br />
información escasa y <strong>de</strong> segunda mano, toma principalmente <strong>de</strong> Pedro Mártir <strong>de</strong> Anglería en<br />
su De Orbe Novo y Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Oviedo en su Historia general y natural <strong>de</strong> las Indias.<br />
Como fray Pedro <strong>de</strong> Gante, cree que “la gente común estaba como animales sin razón,<br />
indomables, que no podíamos traer al gremio y congregación <strong>de</strong> la Iglesia ni a la doctrina ni<br />
a sermón . . . Huían como salvajes <strong>de</strong> los frailes”. Se cree, por lo tanto, autorizado a<br />
concluir:<br />
Con perfecto <strong>de</strong>recho los españoles imperan sobre estos bárbaros <strong>de</strong>l Nuevo Mundo e Islas<br />
adyacentes, los cuales en pru<strong>de</strong>ncia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los<br />
españoles como los niños a los adultos y las mujeres a los varones, habiendo entre ellos<br />
tanta diferencia como la que va <strong>de</strong> gentes fieras y crueles a gentes clementísimas, <strong>de</strong> los<br />
que prodigiosamente intemperantes a los continentes y templados y estoy por <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong><br />
monos a hombres.<br />
Los indios no son más que “hombrecillos, en los cuales apenas encontrarás vestigios <strong>de</strong><br />
humanidad”, “hombrecillos bárbaros, incultos e inhumanos”. Es verdad que tenían casas,<br />
alguna industria y cierta organización social y política, pero “que algunos parezcan<br />
ingeniosos para ciertos artificios no es ningún argumento <strong>de</strong> pru<strong>de</strong>ncia humana, puesto que<br />
vemos a ciertas bestezuelas y a las abejas y a las arañas fabricar ciertas obras que ninguna<br />
industria humana pue<strong>de</strong> imitar bastante”; por otra parte, “el tener casas y algún modo<br />
racional <strong>de</strong> vivir y alguna especie <strong>de</strong> comercio es cosa a que la misma necesidad natural<br />
induce y sólo sirve para probar que no son osos ni monos y que no carecen totalmente <strong>de</strong><br />
razón”.<br />
Los que pretendiendo favorecer a los indios <strong>de</strong>claran injusta la conquista española, en<br />
realidad los dañan, porque ¿qué cosa pudo suce<strong>de</strong>r a estos bárbaros más<br />
convenientemente, ni más saludable que el quedar sometidos al imperio <strong>de</strong> aquellos cuya<br />
pru<strong>de</strong>ncia, virtud y religión los han <strong>de</strong> convertir <strong>de</strong> bárbaros, tales que apenas merecían el<br />
nombre <strong>de</strong> seres humanos, en hombres civilizados en cuanto pue<strong>de</strong>n serlo; <strong>de</strong> torpes y<br />
libidinosos en probos y honrados; <strong>de</strong> impíos y siervos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios en cristianos y<br />
adoradores <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Dios?<br />
Huelgan ya tantas consultas y controversias, porque “¿cómo hemos <strong>de</strong> dudar que estas<br />
gentes tan incultas, tan bárbaras, contaminadas con tantas iniquida<strong>de</strong>s y torpezas han sido<br />
justamente conquistadas por tan excelente, piadoso y justísimo rey como lo fue Fernando el<br />
Católico y lo es ahora el Cesar Carlos y por una nación humanísima y excelente en todo<br />
género <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s?”. (...)<br />
Las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Sepúlveda tenían necesariamente que suscitar la áspera contradicción <strong>de</strong><br />
fray Bartolomé <strong>de</strong> las Casas, al apasionado campeón <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los indígenas.<br />
Llegó a España <strong>de</strong> México cuando se tramitaba en el Consejo <strong>de</strong> Castilla la licencia para la<br />
impresión <strong>de</strong>l Democrates alter, y al enterarse <strong>de</strong> su contenido armó tal revuelo que, a pesar<br />
<strong>de</strong> los valiosos patrones que tenía Sepúlveda, el Consejo <strong>de</strong>cidió aplazar su <strong>de</strong>cisión hasta<br />
conocer el parecer que sobre el manuscrito dieran las universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Salamanca y Alcalá.<br />
No se publicó el libro porque el fallo <strong>de</strong> éstas fue adverso: según Sepúlveda, por las intrigas<br />
y malas artes <strong>de</strong> Las Casas; según éste, porque contenía “doctrina no sana”. Contra ella<br />
presentó Las Casas al príncipe don Felipe un larguísimo tratado por el estilo <strong>de</strong> los muchos<br />
que se compusieron <strong>de</strong> 1539 a 1542.<br />
CUADERNO DE ACTIVIDADES DE CONSOLIDACIÓN Y RETROALIMENTACIÓN<br />
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