cuaderno de actividades filosofia 2 - Sitio del grupo Web
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FILOSOFÍA II<br />
domina; y quien pue<strong>de</strong> ejecutar con el cuerpo, por naturaleza obe<strong>de</strong>ce y sirve”. Afirma a la<br />
vez un hecho y una ley; el hecho, patente a todos, es el <strong>de</strong> que todos los hombres no tienen<br />
el mismo ingenio ni las mismas fuerzas corporales, pues mientras unos tienen gran agu<strong>de</strong>za<br />
y casi ninguna fuerza, ,otros son tan forzudos como romos; la ley, que éstos estaban<br />
naturalmente <strong>de</strong>stinados a servir a aquéllos, como en nuestro cuerpo las manos<br />
naturalmente sirven a la mente. Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir <strong>de</strong>l hecho la ley porque su visión <strong>de</strong> la<br />
familia, como la <strong>de</strong> la polis, es comunitaria, casi organicista, y piensa que las <strong>de</strong>ficiencias<br />
que tienen los individuos son las raíces profundas <strong>de</strong> su vida social: justamente porque<br />
ninguno se basta a sí mismo y cada uno necesita a los <strong>de</strong>más, han <strong>de</strong> vivir todos en el seno<br />
<strong>de</strong> la sociedad, en la que la <strong>de</strong>sigualdad <strong>de</strong> las dotes individuales se compensa al poner<br />
cada cual las suyas al servicio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más; <strong>de</strong> este modo el ingenio más perspicaz <strong>de</strong> los<br />
unos se hace luz <strong>de</strong> los que tienen la inteligencia más corta, y las mayores fuerzas<br />
corporales <strong>de</strong> éstos suplen la en<strong>de</strong>blez física <strong>de</strong> aquéllos, lo que en <strong>de</strong>finitiva implica que<br />
los unos man<strong>de</strong>n y los otros obe<strong>de</strong>zcan, que es la función que respectivamente les asigna<br />
la naturaleza. Pero quien no pue<strong>de</strong> gobernarse a sí mismo y tiene que ser regido por otro, es<br />
naturalmente el siervo <strong>de</strong> éste, lo cual no quiere <strong>de</strong>cir ---comenta Vitoria--- que sea “lícito<br />
ocupar sus propieda<strong>de</strong>s y reducir a esclavitud y llevar al mercado a los que Natura hizo<br />
cortos <strong>de</strong> ingenio”, pues ésa es la esclavitud civil, impuesta por la ley y no por la<br />
naturaleza, sino simplemente que para la buena marcha <strong>de</strong> la unidad social <strong>de</strong> que unos y<br />
otros forman parte es preciso que ambos cumplan su misión propia, y pues “hay en unos<br />
necesidad natural <strong>de</strong> ser regidos y gobernados por otros”, se sometan a esta servidumbre,<br />
que para ellos es provechosa y necesaria, “como los hijos necesitan estar sometidos a los<br />
padres y la mujer al marido”.<br />
No podían, sin embargo, estas humanas atenuaciones <strong>de</strong>svirtuar el <strong>de</strong>smesurado rigor <strong>de</strong><br />
la letra <strong>de</strong> Aristóteles. Porque no se limita éste a formular la ley social <strong>de</strong> que en todo <strong>grupo</strong><br />
acaba por imponerse el que más vale, sino que, exagerándola y violentándola, basa en ella<br />
su teoría <strong>de</strong>l dominio y <strong>de</strong> la soberanía. Su expresión más <strong>de</strong>scarnada es ésta: el señor o el<br />
dueño es siempre <strong>de</strong> naturaleza superior a lo que posee o gobierna; el hombre posee<br />
animales, plantas y tierras, porque su ser es superior al <strong>de</strong> ellos; el príncipe manda porque<br />
naturalmente vale más que los que gobierna, si no por ser <strong>de</strong> naturaleza superior a la <strong>de</strong><br />
ellos, por aventajarlos en sus dotes naturales. Con este principio justifica la servidumbre<br />
natural, mezcla abigarrada <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> propiedad y <strong>de</strong> dominio político,<br />
incomparablemente más pesada e inhumana que la legal, porque no nace, como ésta, <strong>de</strong><br />
una ley arbitraria, hecha por unos hombres, que por lo mismo pue<strong>de</strong> ser modificada o<br />
anulada por otros, sino <strong>de</strong> una imposición inexorable <strong>de</strong> la naturaleza, radicalmente justa,<br />
contra la que no hay manera <strong>de</strong> luchar; el que ha nacido siervo, siervo ha <strong>de</strong> ser hasta que<br />
se muera; ni hay justicia que le ampare, ni <strong>de</strong>recho que le valga; su <strong>de</strong>ber es <strong>de</strong>jarse llevar<br />
por los que intelectualmente, humanamente, valen más que él y agotar sus fuerzas en la<br />
ejecución <strong>de</strong> lo que ellos conciben.<br />
En la Edad Media luchan estas i<strong>de</strong>as con el pensamiento cristiano, que unas veces las<br />
atenúa, infiltrándoles un sentido más humano, y otras, <strong>de</strong>jándose arrastrar por el prestigio<br />
<strong>de</strong>l “Filósofo”, las da por buenas. Definitivamente sólo se llegan a superar por los teólogos<br />
españoles en esta controversia sobre las Indias.<br />
Tan pronto como empieza a discutirse cuál ha <strong>de</strong> ser la situación jurídica <strong>de</strong> los indios,<br />
surgen, extremadas y en pugna, esas dos facetas <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> Santo Tomás, que en<br />
su célebre contienda encarnan respectivamente fray Bartolomé <strong>de</strong> las Casas y Juan Ginés<br />
<strong>de</strong> Sepúlveda, El insigne humanista sigue tan fielmente a Aristóteles que hasta se le ha<br />
reprochado, injustamente, que carezca por completo <strong>de</strong> espíritu cristiano; lo que le pasa es<br />
que no llega al filósofo griego a través <strong>de</strong> Santo Tomás, como <strong>de</strong> ordinario hacen los<br />
teólogos, ni cuida como éstos <strong>de</strong> atenuar sus expresiones para ajustarlas en lo posible a los<br />
principios tomistas; él sigue a la letra el texto aristotélico y lo repiensa con un criterio<br />
CUADERNO DE ACTIVIDADES DE CONSOLIDACIÓN Y RETROALIMENTACIÓN<br />
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