Pulsa aquà para descargarte y seguir leyendo ... - La Web Cristiana
Pulsa aquà para descargarte y seguir leyendo ... - La Web Cristiana
Pulsa aquà para descargarte y seguir leyendo ... - La Web Cristiana
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
108<br />
eso tenemos dolores, enfermedades, angustias. Con nuestra nueva casa no sucederá nada de eso.<br />
Tu espíritu será libre <strong>para</strong> expresarte, por lo que no habrá aflicción alguna del alma.) porque no<br />
quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, <strong>para</strong> que lo mortal sea absorbido por la vida.<br />
(5) Mas el que nos hizo <strong>para</strong> esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del<br />
Espíritu.<br />
Ahí tienes tu escatología, ahí tienes tu arrebatamiento y todo el tiempo del fin. Y eso que no<br />
fuimos aún a Apocalipsis. Ese es el destino de la Iglesia transformada a su imagen. Hemos sido<br />
predestinados <strong>para</strong> ser adoptados y ser conformados a su imagen.<br />
016 - ¿Será como Adán o será como Cristo?<br />
Entiende esto que es básico, no ya como principio sino como cosa escrita, aprobada,<br />
comprobada y cierta: si el primer Adán produjo según su especie, (Y así fue), el segundo Adán<br />
también producirá según su especie. Lo dice muy claro en 1 Corintios 15:45-50.<br />
Así es que, según hemos manifestado la naturaleza de la carne, habremos de manifestar la<br />
naturaleza de lo celestial. <strong>La</strong> palabra celestial no indica dirección, sino origen de la materia. Habla<br />
de lo divino, no de una dirección.<br />
El cielo es la dimensión en la que vive Dios. Dios está creando, a través de gente obediente,<br />
una morada <strong>para</strong> expresarse adecuadamente en la tierra. Y cuando Él se exprese, señores, será<br />
cuando las naciones van a venir.<br />
Ese es el empuje hacia la posición futura. Me refiero a cuando toda tu personalidad está en<br />
armonía con el Espíritu de Dios. Cuando tu pensamiento palpita con el corazón de Dios. Cuando tu<br />
espíritu, tu alma, tu mente, tu cuerpo, tu acción, tus creencias, tu conducta reflejan lo que Dios haría<br />
en tu lugar.<br />
Entiende esto: es posible hacerlo porque Cristo lo hizo. Esas son las arras: que si Él lo<br />
hizo, yo lo puedo hacer. ¿En que me baso argumentalmente <strong>para</strong> decir esto que tal vez suena<br />
demasiado atrevido? En que más grandes cosas que Él deberé hacer yo.<br />
Eso, a primera lectura y con una mirada religiosa, hasta puede sonar como irreverente. Pero<br />
entiende por favor que, hasta que tú no creas que puedes hacer más que Cristo, no lo igualas. Es<br />
decir que en realidad tú no trabajas <strong>para</strong> Dios, eres coheredero y socio de Dios.<br />
¿Qué puedes exigir tú de una sociedad como esa? De hecho, lo haces, cuando le exiges a<br />
Dios que se comunique contigo antes de hacer nada en la tierra. Ese es el concepto de ser socios<br />
en el mismo “negocio”.<br />
Co-partícipes. Somos los administradores de su gracia, ¿No es así? Eso sí; no vayas a<br />
pedirle a Dios esa demanda, sin primero considerarte hijo. Cualquiera de nosotros podría adoptar un<br />
hijo, pero hasta que él mismo no te adopte como padre, no puede llamarte “papá” sin ser hipócrita o<br />
mentir.<br />
Esa es la realidad presente de la adopción, por la cual clamamos “Abba Padre”. Abba era un<br />
término que lo usaban con mucho cuidado. Abba era un nombre sagrado. Los judíos que hablaban<br />
griego decían “Abba” con mucha reverencia. Igual que el judío de habla hebrea decía “Yah” en lugar<br />
de Yahveh, porque no se atrevía a pronunciar el nombre.<br />
Significa Papá, o una terminología mucho más cercana y familiar, que sería algo así como:<br />
papito. Pero resulta ser que ellos no se encontraban dignos de llamar a Dios “Papá”. Porque <strong>para</strong><br />
llamar a Dios así, tenías que tener, primero, la responsabilidad de ser un hijo.