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97<br />
Muy bien; todo eso es producto de la meditación. Esos son beneficios de la meditación. Poder<br />
entender lo que Dios está diciendo a esta generación, es producto de la meditación. Y no me estoy<br />
refiriendo a sentarte con las piernas cruzadas a mirar el horizonte sin pestañear. Estoy hablando de<br />
tomar un principio y llevártelo en tu mente día y noche hasta que te diga algo nuevo.<br />
Eso, indiscutiblemente, redarguye todas las áreas de tu vida, y el Señor comienza a hablarte<br />
a través del principio, hasta que tú materializas el principio en tu vida. Luego se convertirá en un<br />
estilo de vida y no en algo meramente memorizado.<br />
Cuando un soldado debe ser arrojado mediante helicópteros en un pantano o en agua, debe<br />
desmontar algunas partes de su fusil <strong>para</strong> que no se arruine al tomar contacto con el agua. Si tú eres<br />
ese soldado y, cuando sales del pantano comienzas a memorizar los pasos técnicos que debes dar<br />
<strong>para</strong> volver a rearmar tu fusil, te matan. ¡No puedes perder tiempo estando en guerra!<br />
Tienes que tener incorporado a tu ser sin pasar por la memoria los pasos <strong>para</strong> armar tu fusil.<br />
De ese modo, una vez que toques tierra firme, casi automáticamente lo harás con la velocidad<br />
requerida <strong>para</strong> la ocasión. Eso se logra por el proceso de repetición.<br />
El soldado, cuando está en tierra firme y tranquila, en tiempos de paz, odia ese entrenamiento<br />
de invertir horas y horas en armar y desarmar su fusil. Llega un momento en que sabe manejar mejor<br />
su fusil que su automóvil. Pero la idea es que todo lo automático y espontáneo que seas <strong>para</strong><br />
armarlo, será lo que salvará tu vida cuando llegue la crisis de la guerra real.<br />
Es un principio básico del ambiente militar: si no conoces lo suficiente tu fusil, te mueres en la<br />
primera de cambio. Así es con esto. Hay muchísima gente que memoriza correctamente la Palabra,<br />
pero no la entiende.<br />
Que leen la Biblia y mucho, quizás más que tú y yo juntos, pero que se quedaron en la letra,<br />
jamás llegaron a entrar en la Palabra. Que nunca jamás meditaron <strong>para</strong> encarnar lo que aprendieron,<br />
y cinco años después de tu mensaje, sigues encontrando gente que todavía no la ha entendido…<br />
¡¡Que hermoso mensaje, pastor!!, te dijeron ni bien terminó el culto. O como me sucedía a mí<br />
en algún tiempo. ¡¡Que hermosa voz que tiene, hermano!! Entonces tú le preguntabas de qué habías<br />
hablado y no sabían decírtelo. Te habían oído y hasta se habían ligado a tu voz, pero no habían<br />
entendido ni por asomo de lo que estabas hablándoles.<br />
¡¡Que hermoso estuvo el culto con usted predicando, hermano!! Basta. Esto no es un culto,<br />
esto es una escuela y lo que te he dado son los rudimentos <strong>para</strong> que te aprendas la materia más<br />
importante de tu vida. ¿Cuándo vas a graduarte de una buena vez?<br />
(Salmo 39: 1)= Yo dije: atenderé a mis caminos, <strong>para</strong> no pecar con mi lengua; guardaré<br />
mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.<br />
Este te está diciendo que, mientras el enemigo esté frente a él, él se va a quedar callado. El<br />
enemigo está allí, frente a él, acusándolo duramente de lo peor que se te pueda ocurrir y él, ¿Qué<br />
hace? Cierra el pico. Luego dice…<br />
(2) Enmudecí con silencio, me callé aún respecto de lo bueno; (Estamos hablando de que<br />
el enemigo lo está injuriando, hablando de cosas que en realidad no son ciertas, y que sin embargo<br />
él permanece callado), y se agravó mi dolor. (Claro; cuando la gente te acusa injustamente se te<br />
agrava el dolor. Pero aún en medio de la acusación, él: callado.)<br />
(3) Se enardeció mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego, y así<br />
proferí con mi lengua;