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Ahora veamos: ¿Qué ha hecho esta iglesia evangélica? ¿Ha cambiado las cosas? No señor.<br />
Es verdad que unos pocos individuos lo han logrado. Así como conozco personas en la iglesia<br />
católica que tienen la verdadera fe, los conozco también en las iglesias evangélicas; pero en su<br />
conjunto el pueblo llamado religioso no ha dado la medida de lo que se espera de ellos.<br />
El Señor está profetizando ahora que va a haber otra situación; va a haber un reino<br />
diferente; va a haber la restauración del verdadero Templo de Dios en la tierra, el cual somos<br />
nosotros, como piedras vivientes.<br />
Los vasos de Dios, que habían sido profanados en unas orgías de paganos borrachos, van a<br />
ser restaurados, y va a volver la limpieza entre el pueblo de Dios. Aquí viene la explicación, y muy<br />
pocas personas lo han entendido, porque no han tenido el toque de Dios y no han tenido el<br />
verdadero Espíritu de Dios.<br />
Primero la palabra que escuchó, y luego la visión; y hay que entender ambas. El toque de<br />
Dios es <strong>para</strong> eso, y es el toque que necesitamos nosotros. Para ese toque, Dios envió a Gabriel;<br />
pero Dios puede enviar al que Él quiera enviar.<br />
Gabriel vino desde la presencia de Dios, y el problema que tenemos hoy en la iglesia, es que<br />
muchos quieren ir a dar toques, a dar explicaciones y a abrir entendimientos, y no han venido de la<br />
presencia de Dios, y por eso, solamente fomentan más la confusión de Babilonia.<br />
Pues estamos en un tiempo modificado también por el hombre, donde se han mezclado las<br />
cosas del hombre con las cosas de Dios; pero el Señor está diciendo que todo esto va a llegar a su<br />
final y que Él va a dar la verdadera solución.<br />
“Reconciliar la iniquidad…” <strong>La</strong> iniquidad, es cuando el hombre hace el pecado y en vez de<br />
buscar la limpieza, el hombre busca ocultarlo. Sucedió por primera vez, cuando Caín ocultó su<br />
pecado y Dios le preguntó que dónde estaba su hermano, y Caín le salió con mentiras.<br />
Enseguida, viene el primer uso de esta palabra, cuando Caín dice que las consecuencias de<br />
su iniquidad son demasiadas <strong>para</strong> poder soportarlas. Reconciliar, no es buscar la mitad del camino.<br />
Reconciliar viene de la palabra que significa: “poner derecho”.<br />
Para enderezar nuestra iniquidad, es necesario ser conformados a la limpieza, que es el<br />
Señor Jesús. Es el ministerio de la reconciliación, que le ha sido dado a todos los que formamos<br />
parte de Él, participando en este plan de Dios, tratando con hombres y mujeres contaminados y<br />
rebeldes, <strong>para</strong> enderezarlos a la misma rectitud de nuestro Señor Jesús “…y <strong>para</strong> traer la justicia de<br />
los siglos.”<br />
El Señor Jesús quiere tener comunión con nosotros, <strong>para</strong> que podamos entrar en comunión<br />
con su Padre, <strong>para</strong> que podamos pedir directamente al Padre, y <strong>para</strong> que podamos subir en olor<br />
agradable, como el humo del holocausto, en el que el holocausto traía el sacrificio y también el<br />
presente, y subía el humo.<br />
Esta palabra de “holocausto” es la palabra que tiene que ver con ascender y con tener cielos<br />
abiertos, <strong>para</strong> que Dios escuche y conteste. Daniel tuvo cielos abiertos. Es la palabra que se utiliza<br />
en cuanto a la escalera de Jacob en la que los ángeles subían y bajaban, en la que los cielos ya no<br />
de bronce, sino que la morada de Dios con su pueblo.<br />
Eso es lo que se cumplió con la venida del Señor. ¿Qué hicieron los hombres? Volvieron a<br />
armar otro Antiguo Pacto. Volvieron a tejer de nuevo ‘el velo’ que fue rasgado por la muerte del<br />
Señor. Volvieron a hacer un sacerdocio humano, <strong>para</strong> reemplazar el sacerdocio de Dios.<br />
¿Quién es el pueblo abominable? El pueblo abominable es la raza de Adán, el hombre natural<br />
en su corrupción y en su problema que nunca va a mejorar esto, siempre va a empeorar, y lo único