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318<br />
No es lo mismo, hermano. Ellos hacían las cosas muy distintas a hoy. Pero hay que entender<br />
que ellos tenían al Hijo de Dios encarnado viviendo con ellos. No necesitaban el culto y todas las<br />
cosas que hoy hacemos.<br />
Hoy estás tú, que también eres un Hijo de Dios, por adopción, también encarnado, porque<br />
debes vivir la vida del Señor en tu carne, tal cual lo hizo Él en Jesús. - ¡¡No!! ¡¡Usted no me puede<br />
decir que es lo mismo!! ¿Ah, no? Entonces Juan nos mintió a todos…<br />
¡Pero es que…<strong>para</strong> que una iglesia funcione como debe funcionar, ministre como debe<br />
ministrar y se conduzca correctamente, tiene que haber un pastor al frente. Si no hay un pastor en la<br />
conducción, eso jamás puede ser iglesia…<br />
¿Ah, sí? Mira; voy a contarte una anécdota de una ciudad pequeña, de no más de cuarenta<br />
mil habitantes, en la cual hace algunos años yo tenía un periódico semanario. Buceando en su<br />
historia, encontramos que la primera iglesia evangélica se estableció allí en el año 1914.<br />
Y parece ser que, en la primera noche de reunión o “el culto” como se le llama en los pueblos<br />
pequeños, estaban los hermanos reunidos cantando y preparándose <strong>para</strong> la ministración de la<br />
Palabra, (No sería más de seis o siete, supongo), cuando llegó al reducido salón, el comisario de<br />
Policía de la entonces pequeña población.<br />
¿Sabes por qué vino? Porque según su entendimiento y las normas correctas de convivencia<br />
urbana, él debía meter presos a todos los que estaban allí reunidos, ya que estaban infringiendo lo<br />
que seguramente debería ser una ley: estaban oficiando una “misa” sin la presencia de un cura<br />
párroco. (…..)<br />
Hoy, la lectura de esa anécdota, causa la consabida y lógica hilaridad. ¿Cómo podía ser que<br />
ese comisario fuera tan ignorante? Y bueno…eran años de poca instrucción, poca escuela y pocas<br />
luces. Además la iglesia evangélica y los pocos que se atrevían a poblarla, eran considerados como<br />
“locos inofensivos”, pero locos al fin.<br />
Pero cuidado: ese comisario no era ni más ni menos ignorante que aquellos que hoy todavía<br />
insisten en que sin un pastor ordenado, diplomado y avalado por alguna Junta de Notables, no puede<br />
funcionar una iglesia… ¿Alguien se tomó el trabajo de preguntar que cosa es una iglesia?<br />
¿Y un pastor? ¿Alguien alguna vez se tomó el atrevimiento de confrontar seriamente a un<br />
pastor con lo que la Biblia, en todo su contexto, dice que debe ser un pastor? Si lo hubieran hecho,<br />
hubieran sabido que El Pastor es UNO de los cinco ministerios con que Dios ha dotado a su iglesia,<br />
y que solamente en la mente ambiciosa o enfermiza de algún oportunista pudo haberse plasmado la<br />
idea, luego legalizada, de que fuera ese hombre, con ese título, quien dirigiera todo y a todos como si<br />
fuera un moderno cacique tribal.<br />
Y que cuando dice que ese hombre tiene muy en claro en su corazón que, llegado el caso,<br />
dará su vida por cualquiera de sus ovejas, no se trata de un simbolismo o una sobre exageración a la<br />
cual somos tan proclives los seres humanos. <strong>La</strong> Biblia dice que eso es así porque, llegado el<br />
momento, eso tendría que ser así.<br />
No voy a cometer la estupidez pretenciosa de preguntarte si alguna vez has sido testigo de un<br />
pastor entregando, de alguna manera, en la paráfrasis, el símbolo o la com<strong>para</strong>ción, por supuesto,<br />
sus propios intereses personales con la finalidad de favorecer y potenciar los de sus ovejas.<br />
¿Eso que significa, que lo que Dios ha dicho que el pastor debe ser, en la práctica resultaría<br />
no ya poco probable, sino sencillamente imposible? Todos los hechos y situaciones de las que he<br />
sido protagonista directo, indirecto, circunstancial o efectivo, o sencillamente testigo, me dicen que<br />
no. Es mi oración que tú puedas decir lo contrario. Con cien diciendo lo mismo que tú, ya la iglesia<br />
tomaría otro carácter y otro color.