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141<br />
(49) Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? (¿Cuántos dan gracia de que Jesús no<br />
era hijo suyo y te responde así?) ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario<br />
estar? (¡Tremendo este muchacho!)<br />
(Verso 50)= Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. (Esto demuestra dos<br />
cosas: primero, que María, pese a recordar perfectamente como había concebido a este niño, no<br />
tenía demasiada revelación respecto a lo que Él venía a hacer al planeta. Y la otra cosa es que José,<br />
evidentemente, se había casado de todos modos con María porque la amaba y por aquel sueño,<br />
pero tampoco tenía demasiada luz respecto a su ministerio futuro.)<br />
(Verso 51)= Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su<br />
madre guardaba todas estas cosas en su corazón. (Porque ella intuía que “algo” distinto había en<br />
él y aguardaba poder verlo)<br />
((Verso 52)= Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia <strong>para</strong> con Dios y los<br />
hombres.<br />
Fíjate la importancia que tiene, en este relato, <strong>para</strong> acceder a la gracia o el favor de Dios, el<br />
trabajo de los padres. Porque dice en el verso 39 que, luego de haber hecho todo lo que estaba<br />
prescripto por la ley, el niño entonces crecía con el favor del Señor.<br />
¿Y que era lo que estaba prescripto? En primer término, la purificación; luego la ofrenda, más<br />
tarde la circuncisión y, finalmente, presentar al niño. Nota entonces que el padre puede hacer cuatro<br />
cosas <strong>para</strong> que su hijo cuente con el favor de Dios. 1) Una vida santificada. 2) Ofrenda. 3)<br />
Purificación y Circuncisión. 4) Presentación del niño.<br />
He dicho ofrenda y seguramente se han erizado vellos de espanto en muchos de los que<br />
leen. Es que se habla tanto <strong>para</strong> un lado y <strong>para</strong> el otro sobre todo eso. Es que se han cometido<br />
tantas estafas reales sobre dineros divinos. Lo mejor que el diablo pudo hacer con los diezmos y<br />
ofrendas, fue legitimar a ciertos pastores por allí…<br />
Pero lo cierto es que, tal lo enseñaba un predicador puertorriqueño de alto calibre, la ofrenda<br />
es algo que comienza cuando el diezmo está completo. Y el diezmo es diezmo, si es lo primero que<br />
tú sacas cuando cobras. Si es lo último, ya no es diezmo.<br />
Este siervo compartía un secreto que solía decírselo a todas las iglesias donde era invitado<br />
(Cada vez menos, por su franqueza y carencia de amiguismo con los líderes) Él decía que si tú<br />
querías no fallar con tu diezmo, no debías incluirlo como ganancia en tu casa.<br />
Aconsejaba que, por un ejemplo, tú ganabas cien dólares mensuales, que en tu mente se<br />
formara la idea de que ganabas noventa, y que armaras tu presupuesto familiar en base a esos<br />
noventa, pero que al diezmo no lo tocaras. Él decía que así era como funcionaba de verdad.<br />
Me imagino que en este momento, todos los que están <strong>leyendo</strong> con atención (Y quizás<br />
disfrutando de este estudio) se deben haber puesto muy serios. ¿Por qué será que la gente se pone<br />
seria cuando un hombre de Dios habla de dinero sin amenazar robárselo?<br />
Lo cierto y real, fuera de todo fraude que tú y yo hemos visto a raudales, es que el Reino de<br />
Dios no puede establecerse solidamente sin dinero. Necesariamente y más allá de cómo lo haga<br />
llegar el Señor a tus manos, habrá cientos de cosas que no vas a poder hacer sin dinero.<br />
Es tremendo como el diablo se las ha ingeniado <strong>para</strong> infiltrar sus métodos en nuestras<br />
iglesias. Predicamos mensajes de dos horas sobre la prosperidad de Dios y luego salimos a vender<br />
pastelitos o empanadas a la salida del templo <strong>para</strong> recaudar dinero <strong>para</strong> pagar la renta del salón. Y lo<br />
peor del caso, es que a eso le llamamos servicio al reino.