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72<br />
Nuestra responsabilidad, entonces, es elevar a nuestros hijos como se eleva a alguien que se<br />
está ahogando en el mar. Y eres tú quien se tiene que arrojar a esas aguas embravecidas <strong>para</strong><br />
levantar a tu hijo, sacar tu mano por encima del nivel del agua y sostenerlo <strong>para</strong> que viva su vida con<br />
un nivel más alto que el tuyo.<br />
Porque no se trata de que tu hijo sea un imitador tuyo, porque imitará algunos de tus pocos<br />
aciertos y toditos tus errores. Hay padres que le dicen al hijo: ¡Que te voy a dar dinero <strong>para</strong> salir!<br />
Aprende de mí, ¡Yo comencé lustrando zapatos!<br />
¡¡¡Precisamente por eso!!! ¡Si tú comenzaste la vida limpiando zapatos ajenos y viste todo lo<br />
que tenías que ver como producto de esa tarea, ¿Me quieres decir <strong>para</strong> que diantres quieres que tu<br />
hijo haga la misma cosa? ¿No le comentaste ya tu experiencia? Si te la creyó, ya la sabe. Si no te la<br />
creyó, aunque la viva, siempre será de otro modo <strong>para</strong> él. ¡¡¡No sirve eso!!!<br />
¿Tú crees que yo te la voy a hacer fácil? ¿No sabes como tuve que comenzar yo con este<br />
negocio y ahora tú quieres venir a sacar solamente provecho de él? ¡Ya basta! El “derecho de piso”<br />
que había que pagar ya lo pagaste tú. ¿Por qué se lo quieres cobrar a tu hijo?<br />
Con el divorcio pasa lo mismo. ¿Sabes por qué la iglesia tiene tanto celo y recelo con los<br />
divorciados, al punto que en muchas de ellas no los aceptan y en otras sí, pero los obligan a<br />
“castrarse” y esperar a que sus cónyuges originales abandonen al otro o la otra y vuelvan a ellos?<br />
Por la misma cosa.<br />
Porque ellos (O ellas) en algún momento de sus vidas, tuvieron la gran crisis y hubieran<br />
deseado plantar a esa bestia peluda (Hombre o mujer) que tenían por esposo y <strong>seguir</strong> solos o solas<br />
por la vida, pero no pudieron. Entonces ahora que están en la iglesia y, <strong>para</strong> colmo, con algún puesto<br />
de poder, ¡¡El día del arquero se la van a hacer fácil a los divorciados! ¡¡Que sufran como sufrí yo!!<br />
Animales.<br />
No somos proclives a la herencia cuando la herencia nos tiene por gestores. Si somos<br />
beneficiarios sí, allí la pretendemos y la reclamamos. Pero ¿Dejarles algo a los hijos? ¡A eso lo hace<br />
el mundo! Están correctos. Nosotros no lo estamos y es por eso que la iglesia del futuro no llegaría a<br />
ser mucho mejor que la actual.<br />
Es un principio. Dios lo ejerce de un modo y nos lo enseña así, pero nosotros nos tomamos<br />
el atrevimiento de decir: ¡Ah, pero no! ¡El Señor no sabe como son las cosas aquí! ¡Que vamos a<br />
dejar herencia! ¿Para que la derrochen? ¿¿¿Y tú que estás haciendo con la herencia divina???<br />
Escuche: nosotros llegamos a este nivel y estamos peleando con los demonios que estamos<br />
peleando, porque somos así. No tenemos otra. Es una consecuencia. Por eso quiero ir a la Palabra y<br />
ver como es este principio. Mira Mateo 12.<br />
Quiero que entiendas, de paso que sigues <strong>leyendo</strong> y estudiando esto, que lo que aquí se te<br />
está entregando son principios divinos no necesariamente eclesiásticos. Estos principios sirven<br />
<strong>para</strong> todo tu mover diario, trascienden a la iglesia.<br />
Vamos a leer un texto muy conocido del evangelio de Mateo. Por eso te pido que mantengas<br />
tu mente límpida y neutra. Te lo digo porque, cuando se revela algo fresco del Señor, generalmente,<br />
el obstáculo más potente que a veces no permite fluir en esa revelación, es el previo entendimiento<br />
que se tenía de esa misma palabra. Haz de cuenta que lo lees por primera vez, si?<br />
(Mateo 12: 33)= O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su<br />
fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.