Jornadas Internacionales de Transporte

JORNADAS INTERNACIONALES DE TRANSPORTE
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Por último, se mantienen cinco viejos concesionarios, empresas que ganaron concesiones
en los noventa y que no cayeron dentro del proceso, entre comillas y muy entre
comillas, de reestatización de los trenes. Cabe aclarar que el proceso que se dio en los
noventa no fue de privatización de trenes, sino de concesión de trenes. Los trenes siempre
han sido del Estado argentino. Estos cinco concesionarios que se nombran en el cuadro,
mantienen los viejos acuerdos de operación, ciertamente renegociados a lo largo de los
años en la mayor parte de los casos. Aquellos contratos de la década del noventa, conforme
sus cláusulas originales, resultaron ser incumplibles, inviables económicamente.
Este panorama ubica a la CNRT, un organismo destinado a controlar concesionarios,
es decir, a una sola de estas formas de operar trenes, en un lugar complicado. Ahora nos
encontramos con otras dos maneras de operar trenes, que son los operadores privados
y el Estado, para las cuales este organismo no fue concebido. Como dije al inicio de la
disertación, el organismo fue creado dentro del proceso de concesión de trenes de los años
noventa, y las reglas que nos son dadas, son para controlar concesionarios. Desde hace
unos años, como ya señalamos también, vivimos un proceso de reversión, donde mucho
de lo que se le dio al privado regresa al Estado. Por eso, tenemos que estar atentos sobre
qué consiste este desafío. Por ahora, continuamos controlando concesionarios bajo las
normas que tenemos y los acuerdos de concesión renegociados o no. Controlamos operadores
privados por mandato contractual dentro de los contratos que se firman con estos
operadores privados. Estos operadores admiten el control de la CNRT y el régimen de
penalidades que la CNRT les impondrá si incumplen con los acuerdos asumidos. Finalmente,
tenemos al Estado, al cual si bien controlamos, no podemos sancionar económicamente.
Y no lo podemos sancionar porque en nuestro esquema (así lo ha resuelto desde
hace mucho tiempo la Procuración del Tesoro), el Estado no puede imponer multas pecuniarias
al propio Estado. Para aclarar este panorama, hay un proyecto de decreto en
marcha que intentará definir qué hacemos cuando encontramos falencias dentro del propio
sistema que opera el Estado.
Tener una multiplicidad de actores representa un marco de desafíos y nos obliga a
reformar las normas que tenemos. También la realidad y lo que ha pasado en todos estos
años nos obliga a redefinir cuáles son las herramientas que vamos a utilizar para tener un
control más eficaz.
A lo largo de los años, la CNRT siempre controló. No empezó a inspeccionarse ayer
ni por una nueva decisión política. Lo ha hecho desde hace mucho tiempo. Pero lo que
no ha podido es torcer una realidad del sistema. El sistema se venía deteriorando marcadamente,
la CNRT imponía multas, intentaba cobrarlas, elaboraba informes y daba
aviso de muchas cuestiones que en muchos casos tardíamente fueron fundamento para
dar de baja a aquellos concesionarios que no cumplieron con los contratos. Alcanza con
ver los decretos por los cuales se revierten algunas concesiones, están repletos de fundamentos
aportados documentalmente por la CNRT.
Sin embargo, entendemos que un organismo de control y de fiscalización no tiene que
ser un testigo de la debacle de un sistema. Creo fervientemente que estamos terminando
ese proceso de debacle y estamos, claramente, por los niveles de inversión que tenemos,