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cosas35 - The International Raoul Wallenberg Foundation

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tenidos en cuenta por su padre gracias a esa confianza que le llevó a creer<br />

que si su hijo confiaba en nosotros era bastante para él. Y es de justicia<br />

decir también que su esposa Nelly, que con todo cariño nos invitaba a<br />

sus estupendas cenas en las que nos poníamos al día, contribuyó a apoyar<br />

nuestra designación.<br />

Fue cálido y transparente el modo de armar aquel “equipo”: en su conformación<br />

no hubo sino el sincero deseo de organizar un grupo que fuese<br />

capaz de seguir a Nahum Bergstein en su tarea de trabajar para el bien común<br />

desde el Ministerio de Educación y Cultura. Recuerdo que nos dijo<br />

que dados nuestros antecedentes, esperaba encontrar en nosotros un par<br />

de jóvenes que le vendieran ideas para ayudar al país. A nadie preguntó<br />

por su filiación política o ideológica sino por su completa disposición a<br />

trabajar con lealtad. No cabía duda que para él, toda política era “política<br />

de Estado”, y no necesitaba hablar de ello.<br />

Eso era todo un reto para nosotros en esos momentos, cuando el país<br />

necesitaba un gran impulso en su área de labor. Téngase en cuenta que<br />

a comienzos de marzo de 1988, apenas habían pasado tres años de finalizada<br />

la dictadura que, precisamente, si había pegado fuerte en varios<br />

ámbitos, lo había hecho especialmente en la educación y la cultura. Así,<br />

con la fuerza que nos inspiraba su entusiasta sonrisa de cada día al llegar<br />

a su Despacho, habríamos de arremangarnos para trabajar y procurar poner<br />

nuevamente al país en el contexto del mundo del que tanto se había<br />

separado. Nahum Bergstein venía del sector privado -eso le daba un rasgo<br />

distintivo-, contagiando a todos quienes le rodeaban su ebullición permanente,<br />

ese motor infatigable de ideas y de iniciativas que fue desde el<br />

primer día el signo de su gestión.<br />

El siguiente episodio lo pinta de cuerpo entero. Se necesitaba un piano<br />

para el SODRE. Y esto que a primera vista puede parecer un tema menor,<br />

en el ámbito de la administración pública podía transformarse en una<br />

verdadera odisea. Pero para Nahum Bergstein no existían imposibles. Ni<br />

165<br />

Semblanzas de Nahum Bergstein

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