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cosas35 - The International Raoul Wallenberg Foundation

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sin abandonar el hilo de su exposición. Luego cada uno de nosotros hizo lo<br />

mismo hasta que, cuando ya casi languidecíamos, nos invitaron a sentarnos<br />

a la mesa, cosa que hicimos al instante. Cuando la anfitriona advirtió lo que<br />

se le venía, envió a la empleada a comprar dos panes grandes...<br />

Fue inolvidable. Hoy a 55 años de distancia, no podemos describir con<br />

palabras el cariño y el afecto que guardamos para dicha familia 4 .<br />

Ya casi a medianoche nos levantamos uno a uno para despedirnos y retirarnos.<br />

Uno de nosotros salió primero y quedó abajo esperando. Mientras<br />

el otro distraía a los dueños de casa, Nushe –quien había abierto la ventana<br />

un rato antes alegando encontrarse acalorado- comenzó a lanzar manzanas<br />

y naranjas, las que eran atajadas con máxima satisfacción y que nos servirían<br />

para los días venideros. Justo es decir que el pudor de Nushe no le permitió<br />

vaciar la frutera.<br />

Ya en la calle, de regreso a nuestro hotel -desde luego a pie, una hora<br />

caminando-, comentábamos los sucesos de la noche desternillados de la risa<br />

por las calles invernales de París, con una alegría juvenil incontenible. Esa<br />

noche la recuerdo como una de las más felices de mi vida.<br />

A la hora del arribo al hospedaje golpeamos el vidrio, nos abrió el sereno,<br />

y subimos los seis pisos. Al llegar por fin a nuestra puerta advertimos que<br />

no teníamos llave... confiando cada uno que el otro la había llevado. Bajar<br />

seis pisos para volver a subirlos y con el estómago lleno, ¿quién Nushe hizo<br />

un sorteo en la oscuridad (Sí, no había luz en el pasillo.) y uno de nosotros<br />

tuvo que descender, pareciéndole que quizás se trataba de ¡una travesía de<br />

veinte pisos o más!<br />

También sufrimos un episodio en el famoso cabaret Moulin Rouge.<br />

Evidentemente no contábamos con recursos como para sentarnos en<br />

una mesa y cenar, como lo hacía el resto de los turistas y la mayoría de los<br />

4 Luego de su estadía en Europa, Nahum mantuvo el contacto con la familia Pachtowecz y<br />

desarrolló una amistad que duró hasta la desaparición física de los franceses, acaecida varias<br />

décadas más tarde. (N. de E.)<br />

No estamos solos

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