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cosas35 - The International Raoul Wallenberg Foundation

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sucesos, anécdotas acaecidas en su Despacho, lugar donde transcurrían muchas<br />

horas de su labor parlamentaria. Las otras se dividían entre la Cámara y las<br />

Comisiones Parlamentarias.<br />

¡Tantas jornadas compartidas! Algunas tensas, otras caóticas, las más de las<br />

veces agradables. El Ing. Gustavo Sacco siempre dice: “A pesar del trabajo y las<br />

complicaciones siempre presentes, deberíamos haber pagado por haber tenido<br />

la oportunidad de vivirlas.”<br />

Trabajar en el despacho legislativo del Dr. Bergstein hacía que el tiempo en<br />

él transcurrido fuera muy especial. Nahum lo hacía con ese toque diverso. Eran<br />

horas ricas de ideas, de proyectos, de nuevas metas, de trabajo, todo encarado<br />

con inteligencia, profesionalidad, optimismo.<br />

Nahum era muy reservado y, a la vez, locuaz y dicharachero, sus intervenciones<br />

eran agudas y oportunas. Aun así, y no obstante los largos años compartidos,<br />

no estamos seguros de haberlo conocido en lo profundo.<br />

Llegaba al Despacho diariamente aun cuando no hubiera reunión de Cámara<br />

o de Comisiones. A veces le preguntábamos: “¿Qué haces por aquí”, nos respondía:<br />

“A mí me pagan por trabajar todos los días, no sólo los días y horarios<br />

de Comisiones o reunión de Cámara”. Y allí permanecía horas, rodeado de material<br />

de consulta “tecleando” -no se llevaba bien con las nuevas tecnologías-, en<br />

su Remington, sobre algún proyecto de ley o aquello que en el momento tuviera<br />

que ver con su labor legislativa. En el Despacho, mientras tomaba su almuerzo<br />

-generalmente fruta- nos comentaba su quehacer legislativo y político. Pedía<br />

que le informáramos de lo acontecido en el rato que no se había comunicado.<br />

Decimos “en el rato que no se había comunicado” porque, por lo general, no<br />

transcurrían más de dos horas sin que llamara. Siempre estaba presente.<br />

Era ansioso. A la vez que hablábamos de su acontecer y el nuestro, y mientras<br />

almorzaba, comenzaba a trabajar. Pedía todo a la vez. Si el teléfono llamaba,<br />

lo atendía él mismo. No esperaba que el Ing. Sacco, encargado del área de las<br />

comunicaciones, lo hiciera. Siempre reíamos de lo sucedido un día que alguien<br />

llamó por teléfono. Nahum atendió la llamada, pero se trataba de una llamada<br />

personal para Gustavo. El interlocutor preguntó a Gustavo: “¿Quién me aten-<br />

No estamos solos

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