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cosas35 - The International Raoul Wallenberg Foundation

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les de los años 60’, hemos venido todos los veranos. Mientras escribo esto<br />

me cuesta imaginar Punta del Este sin Nahum. Le encantaba. Fueron años<br />

inolvidables que disfrutamos mucho. Con el paso del tiempo, y como señalé<br />

más arriba, Nahum y Nelly trabaron amistad con nuestros amigos de<br />

Buenos Aires que también veraneaban en Punta del Este hasta conformar<br />

una barra de amigos que no puedo dejar de recordar con mucha nostalgia:<br />

Arnoldo y Susy Dubiansky, Pedro y Clarita Lincovsky, Fito y Buby<br />

Miculitsky, Alberto y Cuqui Chimales, Mauricio y Ethel Rozenthal, Nelly<br />

y Nahum y nosotros. Nahum era muy afecto a las fiestas y en una época de<br />

sus vidas su casa desbordaba de amigos celebrando cuanta ocasión se presentase.<br />

No olvidaré aquella que tuvo lugar a principios de los años 70’, en<br />

su pequeño apartamento 505 del Panorámico II de Arcobaleno, porque en<br />

esa oportunidad Nahum recitó poesías de homenaje que había preparado<br />

para cada uno de sus invitados. Recuerdo un verso referido a mi mujer:<br />

“Pepi Kissinger se los comió a todos”. ¡Y cómo se preocupaba que los versos<br />

rimaran, la métrica lo obsesionaba!<br />

Una amistad genuina es aquella que permite entablar una comunicación<br />

allí donde las palabras no llegan. Sin embargo, ciertos lugares, cierta atmósfera,<br />

pueden quedar indisolublemente asociados a ella. En este caso, Punta<br />

del Este. Para nosotros, luego de su partida, los veranos que nos esperan en<br />

el este ya nunca volverán a ser los mismos.<br />

Compartimos la mejor época de nuestras vidas. No hubo acontecimiento<br />

familiar, tanto de una familia como la de la otra, en que no estuviésemos<br />

presentes. Recuerdo ahora cuando -también sin avisar, ¡la segunda y última<br />

vez en que eso sucedería!- llegó para el Brit Milá de nuestro hijo Carlos.<br />

Habían pasado los años y ahora se quejaba de lo que le costaba cada una<br />

de estas “excursiones familiares” a Buenos Aires en los que traía a toda la<br />

prole. Esos encuentros culminaban de manera muy divertida: él terminaba<br />

“fundido” y yo terminaba “rico”. Habían cambiado los tiempos en relación<br />

a aquel viaje prehistórico al Paraguay.<br />

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Semblanzas de Nahum Bergstein

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