Espectro Autista: definición, evaluación e intervención educativa
Espectro Autista: definición, evaluación e intervención educativa
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<strong>Espectro</strong> <strong>Autista</strong>: <strong>definición</strong>, <strong>evaluación</strong> e <strong>intervención</strong> <strong>educativa</strong><br />
Las narraciones y descripciones de casos como los mencionados anteriormente<br />
aludían desde el punto de vista clínico a la idiotez, la demencia infantil, la esquizofrenia<br />
infantil, etc. Estas descripciones han llevado históricamente a considerar que estos<br />
síndromes eran formas tempranas de patologías adultas.<br />
Las coincidentes y precisas descripciones de Kanner, en el año 1943 (puede<br />
consultarse el artículo original en:<br />
http://www.autismo.com/scripts/articulo/smuestra.idc?n=contacfe) y de Asperger<br />
un año después, han contribuido decisivamente a perfilar los criterios diagnósticos que<br />
definen el síndrome. Considerando que nos encontramos ante trastornos<br />
específicamente infantiles más que ante comienzos precoces de trastornos típicamente<br />
adultos.<br />
Leo Kanner en 1943, en un artículo ya clásico titulado: “Los trastornos autistas del<br />
contacto afectivo”, iniciaba de la siguiente manera su visión sobre este nuevo<br />
síndrome: “Desde 1938, nos han llamado la atención varios niños cuyo cuadro difiere<br />
tanto y tan peculiarmente de cualquier otro conocido hasta el momento, que cada caso<br />
merece –y espero que recibirá con el tiempo– una consideración detallada de sus<br />
fascinantes peculiaridades”.<br />
Rivière, (1997), sin duda inspirado en las lecturas de Frith, entre otras, señala que<br />
desde su <strong>definición</strong> por Kanner, el autismo se ha presentado como un mundo lejano,<br />
extraño y lleno de enigmas. Los enigmas se refieren, por una parte, al propio concepto<br />
de autismo, y a las causas, explicaciones y remedios de esa trágica desviación del<br />
desarrollo humano normal. A pesar de la enorme cantidad de investigaciones realizadas<br />
durante más de medio siglo, el autismo sigue ocultando su origen y gran parte de su<br />
naturaleza, y presenta desafíos difíciles a la <strong>intervención</strong> <strong>educativa</strong> y terapéutica. Por<br />
otra parte, cuando tenemos ocasión de relacionarnos con la persona que presenta ese<br />
extraño trastorno cualitativo del desarrollo, sentimos vivencias de opacidad,<br />
impredictibilidad, impotencia y fascinación, difíciles de describir, y que acentúan aún<br />
más –esta vez en la interacción concreta y no sólo en el terreno conceptual– el carácter<br />
enigmático del autismo.<br />
Desde el punto de vista de la psicopedagogía, la respuesta <strong>educativa</strong> a los alumnos<br />
con autismo y otros trastornos graves del desarrollo supone una compleja actividad que<br />
hará que tengan que conjugarse distintas estrategias y habilidades que permitan dar<br />
respuesta efectiva a los múltiples retos que se nos presentan. Ante la complejidad y lo<br />
difuso de los síntomas que presentan estos alumnos se requiere: por un lado, una<br />
minuciosa valoración de sus capacidades y necesidades; y, por otro, una propuesta de<br />
<strong>intervención</strong> psicopedagógica y curricular, que sin ser extremadamente rígida, permita<br />
dar respuesta a la compleja realidad de estos niños y que permita adaptarse a la<br />
imprevisibilidad que los caracteriza.<br />
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