Espectro Autista: definición, evaluación e intervención educativa
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Recursos Didácticos<br />
Se estima que alrededor del 50% de las personas con autismo no llegan nunca a<br />
desarrollar un lenguaje oral funcional, aspecto que se considera un índice de<br />
pronóstico. Además existen variaciones intraindividuales que oscilan entre el hecho de<br />
usar un lenguaje funcional pero excesivamente literal con limitaciones en el uso de<br />
metáforas, de dobles sentidos y con dificultades para el uso del lenguaje figurado, hasta<br />
la ausencia total de lenguaje oral, de lenguaje gestual y de intencionalidad<br />
comunicativa propia de los autistas con déficits intelectuales severos.<br />
Por tanto, la alteración en la comunicación de las personas que presentan autismo<br />
va mucho más allá de una mayor o menor competencia en el lenguaje oral desde el<br />
punto de vista formal o estructural, y se centra, principalmente, en el componente<br />
pragmático. La pragmática es el conjunto de reglas que gobiernan el uso del lenguaje<br />
en un contexto social, y ese conjunto de reglas tiene más que ver con la capacidad de<br />
tener en cuenta el estado emocional de los otros, de tener en cuenta sus deseos,<br />
creencias, intenciones, etc., que con las habilidades de articulación de un lenguaje<br />
correcto desde el punto de vista formal.<br />
Siendo un poco más precisos, se puede señalar que uno de los hallazgos más<br />
consistentes que se han encontrado al estudiar la comunicación en el autismo es la<br />
existencia de un perfil de funciones pragmáticas caracterizado por la escasa o nula<br />
presencia de funciones declarativas frente a un nivel más o menos normal de funciones<br />
de demanda (CNICE 2005).<br />
Tanto las funciones de declaración como las de demanda tienen sus primeras<br />
manifestaciones, en el desarrollo normal entre los nueve y los doce meses de edad. En<br />
terminología de Bates son los denomindados ‘protoimperativos’ (funciones de<br />
demanda) y los ‘protodeclarativos’ (funciones declarativas). Estas dos funciones<br />
suponen el uso de esquemas triangulares entre un objeto, el propio niño y un adulto. En<br />
el caso de los protoimperativos el niño pretende conseguir un objeto de un adulto o que<br />
éste realice una determinada acción. Sin embargo a través de las funciones<br />
protodeclarativas el niño pretende a través de un objeto o un evento compartir la<br />
atención con el adulto.<br />
En general, cuando nos comunicamos hacemos más uso de las funciones<br />
declarativas que de las funciones de demanda. Es verdad que a veces pedimos cosas a<br />
los interlocutores o intentamos regular su conducta, pero lo que verdaderamente da<br />
esencia a los actos comunicativos es el hecho de compartir información acerca de<br />
nuestras experiencias, deseos, intenciones, creencias, etc. Pues bien, parece que las<br />
personas con autismo generalmente hacen uso de las funciones de demanda pero tienen<br />
serias limitaciones para hacer uso de las funciones declarativas. Quizá esta sea la<br />
esencia de las limitaciones comunicativas de los chicos con TEA, lo cual, como se ha<br />
sugerido anteriormente, va más allá del hecho de utilizar estructuras orales más o<br />
menos correctas desde el punto de vista formal.<br />
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