Espectro Autista: definición, evaluación e intervención educativa
Espectro Autista: definición, evaluación e intervención educativa
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Recursos Didácticos<br />
no tomar en cuenta los detalles de una pieza de un rompecabezas y basarnos en la<br />
posición que esperamos ocupe dentro del conjunto del cuadro.<br />
Tomando como referencia esta teoría, Frith predijo que las personas con autismo<br />
serían relativamente buenas en aquellas tareas en las que se primase la atención en la<br />
información local (procesamiento relativamente fragmentario), pero que lo harían mal<br />
en tareas que requiriesen el reconocimiento del sentido global. Un ejemplo interesante<br />
es el procesamiento de caras, tarea que parece implicar dos tipos de procesamiento, el<br />
de los rasgos y el del conjunto. Y aunque inicialmente las personas autistas parecen no<br />
presentar problemas para procesar rasgos, esta facilidad puede desaparecer cuando se<br />
trata de reconocer la expresión emocional de la cara, ya que aquí es necesario un<br />
procesamiento de conjunto; esto hace que las personas con autismo tengan dificultades<br />
relativamente importantes para reconocer las emociones.<br />
Las debilidades de las dos anteriores causas (déficit específico en Teoría de la<br />
Mente y déficit en la Coherencia Central), han tratado de ser superadas por la<br />
propuesta de Ozonoff, realizada a partir de 1995. La propuesta de Sally Ozonoff se<br />
basa en la posible existencia de un Déficit en la Función Ejecutiva.<br />
Cabarcos (2002) señala que la función ejecutiva es un constructo psicológico<br />
relacionado con la resolución de problemas y con la emisión de respuestas adaptadas<br />
que se consideran mediadas por el funcionamiento de los lóbulos frontales.<br />
Este concepto define una secuencia de conductas como la capacidad de<br />
planificación, el mantenimiento de la atención, la búsqueda organizada y la flexibilidad<br />
en la acción. Es más, estas conductas implicadas en la función ejecutiva comparten la<br />
habilidad para prescindir del entorno inmediato y guiar la conducta por modelos<br />
internos o representaciones mentales.<br />
Existen numerosos datos que avalan la existencia de rendimientos inferiores en las<br />
funciones ejecutivas de los sujetos autistas respecto de sujetos normales, e incluso, de<br />
otros sujetos con diferentes dificultades. Estos datos han hecho suponer a algunos<br />
autores que los déficits en la función ejecutiva son más básicos que los mentalistas y<br />
que las dificultades encontradas en la atribución de estados mentales a otras personas<br />
puede ser una consecuencia de la propia función ejecutiva: esto es, una consecuencia<br />
de las dificultades para filtrar los estímulos relevantes, para mantener la atención sobre<br />
ellos, para organizar estos estímulos en categorías de orden superior y para planificar<br />
conductas flexibles y adaptadas al entorno.<br />
Por último, cabe señalar aquí una propuesta integradora entre los supuestos<br />
neurofisiológico y los psicológicos realizada por Peter Hobson (2001). Hobson señala<br />
que de acuerdo con los experimentos sobre reconocimiento de emociones, ha sugerido<br />
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